La vida entera de la cantante Amparo Ochoa, quien nació en Sinaloa en 1946 y murió sumamente joven, apenas de 47 años, víctima de un cáncer fulminante, está retratada y narrada casi en primera persona en el documental Amparo Ochoa: Se me reventó el barzón, dirigido por Modesto López.
La cinta, que cuenta cronológicamente la vida de la entrañable cantante de música popular mexicana, rancheras y temas de protesta, inicia en su infancia. La intérprete nació en el ingenio azucarero de la comunidad de Costa Rica, en Sinaloa, donde sus padres trabajaban, y ahí se formó como maestra rural, actividad a la que se dedicó por algunos años.
Su vena artística no tardó en reclamarle un desarrollo, así que un día, según lo cuenta el propio documental, Amparo decidió pedir un permiso temporal a la SEP para asentarse en la Ciudad de México, donde estudió música y comenzó a dedicarse a cantar. Fue así que inició la afamada carrera de la intérprete.
Con testimonios de uno de sus hermanos, de sus hijos, amigos, y de músicos, compositores e intérpretes que colaboraron con ella a lo largo de su trayectoria artística, como Óscar Chávez, Gabino Palomares y Manuel Guarneros, así como material de archivo en audio y video donde la propia cantante relata algunos episodios de su vida, fragmentos de conciertos y música grabada, Amparo Ochoa: se me reventó el barzón logra redondear de manera íntegra la vida entera de la cantante mexicana, su visión estética y su compromiso político, siempre ligado a la izquierda y a las causas populares.
Destaca, por ejemplo, una escena en la que Amparo, al hacer su cama, va relatando cómo algunas disqueras buscaron cambiar su imagen física, su vestuario, o le pidieron que se dedicara a la canción más convencional cuando le ofrecían contratos discográficos. Ella, comprometida con dar voz a nuevos compositores de música de protesta, como su amigo Gabino Palomares, se negó.
De igual manera, destaca la gira que, en la cúspide de su carrera, Amparo Ochoa realizó junto a otras cinco cantantes latinoamericanas, encabezadas por la argentina Mercedes Sosa, con la que ganó gran notoriedad fuera de México. En Argentina, por ejemplo, a Amparo se le conoció y escuchó profusamente, según contó el director Modesto López, originario de ese país, al finalizar la primera proyección del documental en Puebla, en la cinemateca Luis Buñuel.
La cinta sigue hasta terminar con la muerte de Amparo, en 1994, cuando la cantante decidió confiar en la medicina homeopática para tratarse un cáncer que finalmente terminó quitándole la vida.
Cuatro años de trabajo
Modesto López, además de documentalista, es director del sello discográfico Pentagrama Ediciones, que contiene en su catálogo varios álbumes de Amparo Ochoa. Su interés por la cantante inició desde que ella estuvo viva, y su labor de recolección de material de archivo y levantamiento de testimonios duró cuatro años, según explicó al finalizar la proyección.
El cineasta detalló la labor que debió hacer para hacerse de algún material difícil de hallar, como aquellos videos donde Amparo Ochoa aparece cantando en los míticos festivales de oposición, que casualmente un amigo suyo guardaba en sus archivos personales.
También, por ejemplo, los clips del concierto de Amparo Ocha en el Luna Park, de Buenos Aires, Argentina, llevaron casi dos años de búsqueda, debido a que estos habían sido removidos de los archivos de la televisión argentina durante un gobierno de derecha. Afortunadamente, un extrabajador, según explicó el documentalista, había logrado salvarlos.
Sin embargo, al definir una línea narrativa durante la producción de un documental, también hay personajes y testimonios que deben quedar fuera. Para Amparo Ochoa: Se me reventó el barzón, este fue el caso, por ejemplo, de otro de los grandes compositores que fueron parte importante del repertorio de Ochoa, Chava Flores, a quien la intérprete dio voz en muchas ocasiones.
“Faltan muchos que no están, están todos lo que están y faltan los que no están, como dice un amigo”, explica al respecto el director Modesto López en una breve entrevista al finalizar la proyección. “Hay gente que quedó fuera, que yo ya no tenía cómo meterla. Me acomodaba más a mí a la secuencia de lo que estaba contando. Hay gente que filmé, por ejemplo a Elena Poniatowska, pero, al ver lo que me dice, me lo aporta mejor la misma Amparo Ochoa. Me dio una pena bárbara decir que no va, pero, como eso, te hablo fácil siete u ocho que no quedaron”.
Amparo Ochoa: Se me reventó el barzón tendrá algunas funciones el resto de esta semana en la Cinemateca Luis Buñuel. Puedes consultarlas en el siguiente cartel. En abril, según adelantó su realizador, podrá verse en el canal de televisión estatal.