En el libro El cuerpo prodigioso de Sebastián de Aparicio en la Puebla de los Ángeles (2023), la historiadora Montserrat Andrea Báez Hernández realiza un estudio sobre Sebastián de Aparicio, personaje de especial relevancia para la historia novohispana debido al largo proceso de beatificación del que fue objeto dentro de la iglesia católica y a la devoción que numerosos feligreses le han ofrecido durante ya varios siglos.
Publicado por la casa editorial Ediciones Educación y Cultura con apoyo del Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla (IMACP), el volumen se basa en la tesis de maestría de la autora, quien cursó años atrás sus estudios en historia del arte en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aunque contiene información corregida y actualizada.
Además, a decir de su autora, El cuerpo prodigioso… se trataría del primer estudio sobre Sebastián de Aparicio que utiliza documentación de la época para sustentarse, “tanto del proceso diocesano como apostólico de la causa de beatificación”.
“Este libro”, explica Montserrat Báez en entrevista con LUMBRERAS, “está dedicado al santo de Puebla, Sebastián de Aparicio, pero a partir de un análisis de la formación de su cuerpo como reliquia. También se analiza la imagen gráfica y la imagen literaria que se generó durante todo el proceso de beatificación, que fue bastante largo”.
De origen gallego, Sebastián de Aparicio fue un monje franciscano avecindado en Puebla en el siglo XVI. Tras su muerte, en 1600, el cuerpo del religioso dio signos de lo que la tradición católica consideraba “de santidad”, por lo que se inició un proceso para otorgarle su beatificación, mismo que se extendió por casi dos siglos, pues esta declaratoria se le dio finalmente el 17 de mayo de 1789.
Mientras tanto, el cuerpo de Aparicio se ha conservado en la capilla de la Virgen Conquistadora, ubicada al interior del templo de San Francisco, en la zona nororiental del centro histórico de Puebla, lo que ha dado lugar a una larga y compleja historia de devoción hacia su figura por parte de algunos sectores de la feligresía católica.
Montserrat Báez actualmente estudia, como parte de su investigación doctoral en la Università di Teramo, en Italia, la importancia que tuvieron las reliquias como instrumento de afianzamiento de la relación política entre Roma y el virreinato de la Nueva España. En El cuerpo prodigioso, su primer libro, la historiadora formada en la BUAP se centra en la relevancia histórica del proceso de beatificación de este personaje en particular.
Para leer la nota de LUMBRERAS sobre la exposición “Reliquias: liturgia y veneración en los libros de la Biblioteca Palafoxiana, siglos XVII y XVIII”, que la historiadora Montserrat Báez curó para la Biblioteca Palafoxiana a inicios de 2022, puedes ingresar a este enlace.
“El principal objetivo de este libro”, dice Montserrat en entrevista, “es identificar, entre las imágenes de Sebastián de Aparicio que se construyeron a partir de su vida y muerte, y que conformaron a su vez su iconografía, la referente a su cuerpo, primero como un despojo corporal y después como una reliquia escenario de santidad, la imagen de este cuerpo al margen de todas las expresiones devocionales que generó”.
Según la historiadora, que realizó un exhaustivo trabajo de archivo para conocer de manera pormenorizada los detalles del proceso de beatificación de Aparicio, la manera en que se conservó el cuerpo del religioso fue adquiriendo mayor importancia progresivamente.
“Lo interesante del caso”, explica al respecto, “es que, desde el momento en el que Sebastián de Aparicio falleció, las interpretaciones de los testigos y de su misma orden fue que el cuerpo mostraba ya señales de santidad. El cuerpo de una persona difunta pierde flexibilidad, pierde color, la carne pierde volumen. Sin embargo, ellos, en las observaciones que pude encontrar en la documentación y que podrán encontrar en el libro, nos hablan de un cuerpo que está suave, cuyas carnes son blandas, cuyas articulaciones son todavía móviles y otras señales asociadas a la santidad, como el olor ‘de santidad’, la sangre que todavía fluye o la emisión de licores o de aceites, a las que se le atribuyen propiedades milagrosas”.
Posteriormente, pero incluso antes de que Sebastián de Aparicio fuese considerado oficialmente un beato por Roma, la feligresía en Puebla le reconocía atribuciones milagrosas.
“Hay que recordar que en el periodo novohispano”, ahonda Montserrat Báez, “los fenómenos asociados a la santidad son muy diversos, y uno de ellos es el que tiene que ver con las reliquias como vehículos de lo milagroso, entonces, cuando el personaje fallecía, el cuerpo se convertía en una fuente de milagros. Por lo tanto, cuando Aparicio fallece su cuerpo empieza a realizar curaciones. Inclusive, en el entierro, la gente lo toca, le quita una uña, le quita un dedo. Hay testimonios de que la gente experimentó curaciones, etcétera. Desde el momento en el que muere, el cuerpo genera interés como reliquia. Sin embargo, para que el personaje alcanzara ya la declaración de beatificación, el proceso fue muy largo y el cuerpo tiene una parte importante, pero no podemos decir que definitiva. En el libro, lo que se puede encontrar es precisamente este proceso, este debate, que se generó: cómo el cuerpo, en un inicio, es muy relevante para iniciar la causa, pero en el transcurso se va modificando su importancia conforme a lo que la normativa de Roma iba dictando”.
En el periodo novohispano, recuerda Montserrat Báez, diversas órdenes religiosas asentadas en territorio americano buscaron “elevar a los altares” a algunas de sus figuras locales con el fin de fortalecer la devoción de los feligreses, pero Roma solo logró reconocer como “santo” o “beato” a dos figuras novohispanas, y esto después de periodos bastante extensos. Sebastián de Aparicio fue uno de ellos, y su proceso de beatificación duró 179 años.
“El libro está dividido en cuatro capítulos”, explica la autora de El cuerpo prodigioso, “y cada uno está dedicado a analizar una parte de este proceso de la conformación de la imagen del cuerpo de Sebastián de Aparicio. El primer capítulo está dedicado a analizar la formación de su imagen, pero a partir de sus hagiografías o biografías. El segundo capítulo habla de la transformación del cuerpo de despojo corporal a una reliquia. El tercero nos habla sobre dónde se ubica el cuerpo entre 1605 y 1790, y dentro ya de la fase apostólica de la causa de beatificación. El capítulo cuarto está dedicado a las interpretaciones de la imagen de este cuerpo, pero ya en manifestaciones artísticas, como el ciclo pictórico que está en la capilla de la Virgen Conquistadora, que es donde se ubica Aparicio”.
Así, además de material sobre la biografía y el proceso de beatificación de Sebastián de Aparicio, Montserrat Báez analiza en El cuerpo prodigioso las imágenes literarias y pictóricas que se generaron durante el proceso de beatificación del religioso y que fortalecieron la devoción de la feligresía hacia su figura, particularmente a su cuerpo, expuesto públicamente hasta el día de hoy.
Para ello, la historiadora recurrió a las diversas hagiografías que circularon en el periodo novohispano, así como una importante serie pictórica, conformada por unas veinte piezas firmadas por Miguel Jerónimo Zendejas, que se realizó en torno a la figura de Sebastián de Aparicio y que se conserva aún en el mismo sitio donde se halla su cuerpo.
“Ese es el ciclo pictórico más extenso dedicado a un venerable novohispano”, dice la también especialista en arte novohispano. “Esto quiere decir que podemos encontrar una o dos imágenes de otros venerables, pero este es el único ciclo pictórico que explica toda su vida y todos sus milagros. Estas pinturas son muy interesantes porque algunas están realizadas a partir de una serie de grabados de Pietro Leone Bombelli, un grabador italiano que la realizó casi a la par de la declaración de beatitud, encargadas por el procurador de la causa”.
Para la historiadora, este libro podría ser de interés no solo para el público de adscripción católica que siente devoción espiritual por Sebastián de Aparicio, sino para todo aquel interesado por la historia de Puebla, particularmente del periodo novohispano.
“Evidentemente”, comenta al respecto en entrevista, “una ciudad como la nuestra, la ciudad de Puebla, que tiene casi quinientos años de fundación, tiene una historia muy rica, y el periodo novohispano en particular es de gran interés. Recordemos que nuestro centro histórico está reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, y dentro de los múltiples temas que se pueden abordar del periodo virreinal está el referente a los venerables, estos personajes con fama de santidad que florecieron en este periodo tanto en los conventos femeninos como en los masculinos”.
La versión digital del libro ‘El cuerpo prodigioso de Sebastián de Aparicio en la Puebla de los Ángeles’ puede adquirirse de manera gratuita en este enlace. Por ahora, la versión impresa se encuentra agotada.