La conservación y preservación del patrimonio edificado de la ciudad de Puebla debe planearse y ejecutarse por medio de un trabajo de colaboración interinstitucional que permita sumar fuerzas de especialistas y funcionarios del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de la Gerencia del Centro Histórico, así como de académicos de diversas universidades y de la sociedad en su conjunto.
Solo así, considera la académica María del Carmen Fernández de Lara, coordinadora del posgrado en conservación del patrimonio edificado de la BUAP, podrán solventarse algunas de las necesidades más urgentes que se han detectado en esta materia, como el riesgo de colapso en el que se encuentran al menos treinta inmuebles de la zona de monumentos del centro histórico de la ciudad.
“Necesitamos un trabajo interdisciplinario”, explicó Fernández de Lara Aguilar en entrevista con LUMBRERAS, “porque a veces no nos coinciden las cantidades. Nosotros tenemos una, la Gerencia del Centro Histórico da otra, el INAH también. Entonces, ahí pasa algo. A veces tenemos nosotros, como universidad, la oportunidad de que sí nos dejan ingresar a los inmuebles, y muchas veces a la gente del INAH, por ser INAH, les dicen que no. Yo creo que aquí nos tenemos que sumar todos”.
Tras una rueda de prensa en la que se presentaron las actividades del tercer foro internacional “Innovación, reestructuración y conservación del patrimonio”, que se llevará a cabo los días 18 y 19 de abril, la especialista en arquitectura detalló algunos de los puntos del trabajo realizado por los estudiantes y docentes del posgrado a su cargo, tanto en diagnóstico como en rehabilitación.
“Aquí en la ciudad”, explicó al respecto, “nosotros estamos haciendo recorridos permanentes para ver qué áreas están siendo susceptibles de mayor deterioro por diferentes motivos. Una cosa es la edad (del inmueble), otra cosa son las condiciones de interperismo que tenemos: tenemos el volcán, que ahorita nos está generando algunos problemas, pero también hay problemas sociales muy fuertes que de alguna manera están afectado los usos de los edificios”.
La académica acotó que los estudiantes del posgrado en conservación del patrimonio edificado solo tienen acceso a los inmuebles del centro histórico cuando hay una invitación de por medio, a través del propietario, para realizar un diagnóstico de carácter técnico. Sin embargo, al tratarse de la universidad, los propietarios suelen tener mayor confianza para permitirles el acceso.
Más tarde, los estudiantes, todos los cuales tienen estudios formales en arquitectura, realizan proyectos de conservación o rehabilitación que entregan a los propietarios sin costo alguno, pues esto forma parte de sus proyectos de titulación de grado.
Todo este trabajo, aunado a recorridos a pie y aéreos, continúa la académica en entrevista, les ha permitido generar diagnósticos sobre los problemas de conservación que guardan los inmuebles del centro histórico en cada una de sus zonas.
“En realidad no podemos tener un diagnóstico único”, explica la especialista, “porque cada zona tiene una dinámica propia, y continuamente estamos haciendo los recorridos para ver qué está pasando con los edificios. Lo que vemos es que tienen problemas de interperismo, de disgregación de materiales y demás, y lo que hacemos es reportarlo tanto a la Gerencia como al INAH”.
La especialista en arquitectura novohispana puntualizó en la necesidad de que las instituciones encargadas de preservar el patrimonio edificado colaboren de manera más cercana, pues incluso sus diagnósticos llegan a ser discordantes. No obstante, precisó que el trabajo de los estudiantes y docentes del posgrado ha permitido detectar que habría unos treinta edificios con riesgo inminente de colapso, y que la zona más afectada es la que comprenden las calles 16 y 18 Oriente-Poniente.
“Tenemos inmuebles que están a punto del colapso”, abundó al respecto: “unos en los que solamente ya quedaron las fachadas y en los que todavía hay gente que está ahí, lo que implica un riesgo para las poblaciones. Algunos edificios, en algunos de los barrios históricos, también los hemos encontrado que están a punto del colapso. De otros, ya se colapsaron las lozas”.
Además, y a pesar de que la ciudad cuenta con una declaratoria de ciudad patrimonio por parte de la UNESCO desde 1987, la especialista lamentó que la cultura de la conservación entre la sociedad en su conjunto no sea aún la suficiente para sumarse al entusiasmo por el patrimonio edificado.
“Con estos vuelos aéreos que estamos haciendo”, continuó la especialista, “con estos recorridos que vamos teniendo con los alumnos, hemos detectado que, así de riesgo inminente, treinta o 35 inmuebles están a punto de colapsar, o de los que solamente quedó la fachada, y no hay ningún elemento estructurante, como cubiertas o muros, que ya no vale la pena que se conserven”.
Llama a la cultura del mantenimiento
María del Carmen Fernández de Lara Aguilar aseguró que el trabajo de los estudiantes del posgrado en conservación del patrimonio edificado ha permitido la rehabilitación de algunos edificios en zonas cercanas al bulevar 5 de Mayo, y de las calles 6 y 8 Poniente.
Los estudiantes realizan estos proyectos de manera gratuita puesto que son parte de sus proyectos de titulación, luego son avalados por el INAH y el propietario se encarga de ejecutarlos de manera progresiva, ya que en ocasiones pueden llegar a ser costosos. Por ello, el reto que estos especialistas han detectado, dice Fernández de Lara, es el de propagar la cultura del mantenimiento.
“Hay que hacerle entender a los propietarios”, llama la especialista al respecto, “que la restauración no es cara cuando lo único que requieres es mantenimiento. El problema es que llega a tal grado el deterioro, que cuando ya tienes que intervenir, lógicamente se vuelve muy caro. Esto lo hemos estado haciendo con varios propietarios del centro, donde incluso algunos estudiantes de la maestría, que todos son arquitectos, aportan el proyecto para las personas y ellas lo van realizando de manera progresiva, con asesoría”.
Muchos de estos proyectos, añade la arquitecta, son híbridos, es decir, utilizan materiales contemporáneos para la restauración, pues de esta manera se pueden eficientizar los procesos sin comprometer la calidad del trabajo final.
“En otros inmuebles estamos proponiendo materiales contemporáneos”, dice al respecto, “porque los originales ya no los encontramos. Cargar unos muros tan dañados, con grietas, fisuras y demás, con una nueva estructura, con estos pesos, creo que no es correcto. La tenemos que aligerar, por ello estamos haciendo estar propuestas híbridas”.
El foro
Este y otros temas serán discutidos y puestos sobre la mesa en las actividades del tercer foro internacional “Innovación, reestructuración y conservación del patrimonio”, organizado por el Centro INAH Puebla, la Secretaría de Cultura de Puebla, el posgrado en conservación del patrimonio edificado de la BUAP y la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC).
Las actividades, que esta edición girarán en torno al tema “Comunidad y patrimonio, “serán gratuitas y se desarrollarán de manera híbrida los días 18 y 19 de abril en el museo Fuerte de Guadalupe (Ejército de Oriente s/n, Los Fuertes).
“El foro tendrá como ponentes a especialistas provenientes de México, Francia y Colombia, dedicados a preservar, promover y mejorar el patrimonio”. Además, “en el lugar serán expuestas fotografías sobre labores de restauración de edificios históricos y artísticos realizadas tras los sismos del 2017, las cuales fueron recabadas en una convocatoria previamente emitida por los organizadores”, según informa la Secretaría de Cultura en un comunicado.
Para conocer el programa de actividades de este foro, puedes visitar las redes sociales del Centro INAH Puebla.