Cada año, miles de jóvenes ingresan a los programas de estudios universitarios en literatura con el sueño de ser escritores, de publicar libros, de convertirse en editores y estar en contacto directo con autores y manuscritos. Poco después, muchos de estos estudiantes se enfrentan a la realidad del mundo editorial: poca apertura, condiciones precarias, dificultades para ingresar y hacerse de un lugar.
Para reducir estas brechas y ayudar a los sesenta estudiantes de su licenciatura en literatura y filosofía a profesionalizarse en las múltiples tareas de la labor editorial y la fabricación del objeto libro, la Universidad Iberoamericana Puebla abrió un laboratorio editorial, dependiente del Departamento de Humanidades, que cuenta con toda la maquinaria necesaria para producir libros, desde su diseño, maquetación e impresión hasta sus procesos de distribución.
En este laboratorio, los estudiantes no sólo de literatura sino de otras áreas, como diseño gráfico, comunicación y arte, podrán desarrollar y concretar todo tipo de productos editoriales: desde folletos, plaquettes, revistas, fanzines y hasta libros completos.
El laboratorio, que se inauguró la mañana de este jueves, está ubicado en el salón H006 de la universidad y, aunque de espacio reducido, tiene todo para producir un impreso, como lo demostró su responsable, la diseñadora editorial Tatiana Vázquez Niconoff, durante un recorrido por sus instalaciones.
Para iniciar, el taller cuenta con tres computadoras equipadas con InDesign, el software por excelencia para realizar diseño editorial. En ellas, los estudiantes aprenderán a maquetar, diseñar y producir los dummies de sus proyectos de edición.
El siguiente paso es imprimir. Para ello, los estudiantes tendrán a su disposición una impresora de gran formato tabloide rebasado que imprime con buena calidad a blanco y negro o a color, según se requiera, por ambas caras del pliego.
El laboratorio tiene también una dobladora profesional de papel y una encuadernadora (o encoladora, como se llama técnicamente) que empasta los libros con pegamento caliente, sin coser, a través de un procedimiento que desgasta el lomo con una fresadora antes de aplicar el pegamento para producir mejores resultados.
Para realizar los acabados de los libros, el taller adquirió una guillotina editorial semiautomática que cuenta con rigurosos mecanismos de seguridad para evitar accidentes. Si el producto no debe ser empastado, porque digamos que se trata de una plaquette o un fanzine, también está disponible una engrapadora sencilla.
Aunque en la industria editorial esto se usa cada vez menos, por motivos ambientales, el laboratorio cuenta también con una máquina plastificadora que envuelve los libros con una capa plástica, mediante aplicación de calor y retactilado, en caso de que el distribuidor del libro así lo pida.
Lo único que hace falta aún, aunque pronto será adquirido por la Universidad Iberoamericana, es una máquina laminadora que permitirá dar el acabado de la portada del libro, ya sea brillante o mate, si es que así lo necesite alguno de los materiales.
Darán servicios de impresión bajo demanda
Si bien los servicios del laboratorio editorial estarán de inicio enfocados a los estudiantes, próximamente también se abrirán al público diversos servicios editoriales: desde la corrección de estilo, la maquetación de productos editoriales y hasta la impresión.
La particularidad de los servicios de este taller es que se trabajará bajo la modalidad de impresión bajo demanda, lo que quiere decir que se imprimirán tirajes pequeños, desde diez ejemplares incluso, cuando el autor y editor solo requieran unos cuantos ejemplares de la obra, por ejemplo, cuando tener una presentación pública próxima o cuando hayan prevendido los ejemplares previamente a su impresión.
Durante la inauguración del laboratorio, Carlos Zamora, director de comunicación gráfica de Ricoh, empresa que auspició su montaje y producción, indicó que esta modalidad es cada vez más utilizada en la industria del libro, pues permite reducir costos, tiempos de entrega, pérdidas económicas y materiales. Además, esto impide que un tiraje amplio de un libro permanezca embodegado en los rincones de una editorial, como a veces ocurre.
Durante la ceremonia de inauguración del taller, Lilia Vélez Iglesias, directora general académica de la Universidad Iberoamericana Puebla, relató que la idea de montar un taller de impresión en el plantel surgió en 2017, cuando Jorge Basaldúa integraba el departamento de humanidades. Los académicos José Sánchez Carbó, hoy director de ese departamento, y Diana Isabel Jaramillo, hoy coordinadora de la licenciatura en filosofía y literatura, fueron los encargados de dar concreción a ese anhelo.
Aunque el laboratorio sería abierto en 2020, la pandemia de covid-19 frustró los planes de todo el mundo, incluida a la universidad jesuita, pero dos años después el espacio editorial de aprendizaje y experimentación por fin es una realidad.
Sánchez Carbó aseguró, en una rueda de prensa virtual que se llevó a cabo dos días antes de la inauguración, que este modelo de laboratorio editorial es único al menos en América Latina, pues, aunque algunas universidades cuentan con imprentas, ninguna de ellas depende de un programa de estudios, como es el caso del que se encuentra al interior de la Ibero Puebla.
En el mismo lugar, Diana Isabel Jaramillo, especialista en libro antiguo, recordó que la pandemia de covid-19 reafirmó que el libro es un objeto de primera necesidad que debe ser repensado en tiempos modernos. Recordó, incluso, que durante estos dos años uno de los libros más consumidos fue El infinito en un junco (2019), de Irene Vallejo, que justamente recorre toda la historia del libro y de la cultura impresa en Occidente.
Primeras impresiones
Uno de los primeros experimentos de impresión que se realizaron al interior del laboratorio editorial de la Ibero Puebla, según confió su responsable, la editora Tatiana Vázquez, fue el informe de actividades del rector de la universidad, Mario Ernesto Patrón. El documento, de unas 130 páginas, fue producido en pocos días al interior del salón H006. La impresión de cien ejemplares llevó solo seis horas. Únicamente la laminación de las portadas tuvo que realizarse con proveedores externos.
Esa primera experiencia permitió a Tatiana Vázquez Niconoff calcular los tiempos de producción de distintos productos.
El primer libro formal que ha tirado el laboratorio editorial, que lleva como título Nos queda el presente: libertad y escritura en tiempos de la pandemia de covid-19, fue coordinado por Sánchez Carbó y Jaramillo y reúne los testimonios de diversos miembros de la comunidad universitaria, tanto académicos como administrativos, sobre sus vivencias en los primeros meses de encierro e incertidumbre durante la epidemia.
Otros materiales que se han realizado ya en la imprenta surgieron de proyectos estudiantiles y son antologías poéticas producidas en las clases de creación literaria, poemarios clásicos ilustrados y otros materiales tipo folleto con ilustraciones y textos.
La idea, además, es que el taller absorba las necesidades editoriales de la institución, como revistas internas y estudiantiles, y que eventualmente funcione también como una incubadora editorial de proyectos personales.
Para conocer más sobre los servicios del laboratorio editorial de la Universidad Iberoamericana Puebla, puedes escribir al correo electrónico laboratorio.editorial@iberopuebla.mx