Develarán placa de ‘Una dulce derrota’ por 50 representaciones
Jaime López
5 septiembre, 2023
Hace aproximadamente siete años, los teatristas locales Adriana Spota y Joshua Sánchez se reunieron para crear un montaje que abordara parte de sus intereses y vivencias más personales, entre ellos, la búsqueda de sus sueños y la manera de afrontar el fracaso cuando no los alcanzaron tal como los habían planeado.
De ese encuentro surgió la idea de Una dulce derrota, obra teatral que anteriormente llevaba el kilométrico pero llamativo apelativo de Superniña y Cazafantasmas en una dulce derrota que sabe a victoria. Este miércoles 6 de septiembre se develará una placa por sus primeras cincuenta representaciones en Puebla.
A decir de los protagonistas, el texto quedó concluido en 2021 y la obra fue presentada por primera ocasión en agosto de ese año, cuando los contagios de covid-19 ya no eran tan numerosos.
La dramaturgia corrió a cargo de Joshua Sánchez, mientras que la dirección es responsabilidad de Ginés Cruz, quien ha forjado la mayor parte de su trayectoria en la Ciudad de México, donde ha participado como jurado en el Festival de Teatro Universitario de la UNAM.
“Nos reuníamos muchísimo, porque, además, es una historia muy personal”, cuenta la actriz Adriana Spota en entrevista con LUMBRERAS. “Nos reuníamos para que Josh pudiera tener todo el bagaje, para que tuviera todos los temas de los que quería hablar y de los que queríamos hablar y, bueno, durante cuatro años estuvo escribiendo el texto”.
La también directora de la compañía Cuarto Acto señaló que, a lo largo de su carrera, ha cambiado la manera en que percibe o concibe el fracaso: antes lo veía como algo catastrófico, como si el mundo se acabara para ella, pero ahora lo observa como un proceso natural de la vida.
“Hoy por hoy”, expresa al respecto a esta revista digital, “para mí el fracaso ya no es una situación que me pese, yo ya no veo los fracasos, y eso creo que también tiene que ver con la edad, que llega un momento en la vida en que uno ya ve los fracasos como una situación que tienes que aprender para continuar”.
La percepción de Spota es semejante a la de su colega y amigo, el ya referido Joshua Sánchez, quien abundó que Una dulce derrota también versa sobre las dificultades que enfrentan las y los hacedores de teatro.
En ese tenor, el intérprete mencionó que en ocasiones se alcanzan otros aprendizajes que no fueron previstos pero que se van descubriendo conforme a los sinsabores de la vida y de su oficio.
“El que no habíamos llegado a donde nosotros queríamos cuando éramos niños”, relató en la misma entrevista, “toda esta onda, los logros, los éxitos, la carrera que elegimos, lo difícil que es y por qué seguimos en esto”.
Acerca del largo proceso entre la creación del texto, los ensayos y el montaje final, Spota indicó que esto obedeció a que no se vieron presionados a entregar un producto para una convocatoria, lo que dio como resultado un proyecto “entrañable”, considerado como uno de los más queridos en la carrera de ambos.
“Se ha dividido en varias etapas, por ejemplo, en la cuestión de las pláticas iniciales, las reuniones iniciales, que sí fueron largas, mucho tiempo”, explicó Sánchez. “Igualmente, la escritura, no es que me haya tardado cuatro años, más bien, de pronto le di pausa porque entré a trabajar a otro lado, hasta que después lo retomamos, vino la pandemia y todo eso”.
El otrora protagonista de Confesiones de una jaiba aclaró que la parte más corta del proceso fue el trazo escénico del director, Ginés Cruz, quien en un mes estructuró lo que deseaba, cerca del estreno.
En cuanto a las funciones, Una dulce derrota ha intercalado temporadas largas y breves que ha permitido a Adriana y Joshua evolucionar tanto en la historia como en la creación de los personajes.
Los intérpretes destacaron que un punto clave para esta puesta ha sido la complicidad que han forjado desde su paso en la universidad hasta la actualidad. Su amistad, explicaron, se ha vuelto más cercana desde que comenzaron colaboraciones entre sus compañías, Pasajeros de Caronte y Cuarto Acto. El hablar de cosas íntimas en Una dulce derrota afianzó más esa fraternidad, ese afecto.
“Hay momentos en la obra que él ya sabe en quién estoy pensando”, señaló la actriz reconocida por el IMACP como un ícono del teatro en Puebla. “Eso hace que también en la obra haya muchísima complicidad”.
Acerca del motivo para delegar el trabajo de dirección en una tercera persona, Sánchez señaló que era importante tener un ojo externo en una obra que habla de asuntos muy personales.
En otro orden de ideas, los artistas escénicos admitieron que el trazo de Una dulce derrota fue elaborado de manera exclusiva para el foro El Nicho, que no se localiza en el primer cuadro de la ciudad.
Respecto al futuro de la obra, los intérpretes explicaron que, más allá de la develación por sus cincuenta representaciones, preparan una gira en otros foros y tienen en puerta una serie de proyectos nuevos.
Reyna Álvarez y Pablo Cano serán las personas encargadas de develar la placa por el medio centenar de exhibiciones de Una dulce derrota. Ambos artistas ya han visto Una dulce derrota y sintieron una profunda identificación con el texto.
“Justo cuando ellos vieron esta obra, nos hicieron comentarios muy lindos que a nosotros nos llegaron mucho”, apuntaron Spota y Sánchez. “Entonces, cuando decidimos quién iba a develar la placa, la verdad es que no tuvimos que decir muchos nombres, porque prácticamente sabíamos y sentíamos que ellos dos tenían que hacerlo”.
Pablo Cano es coautor de El encanto, una de las puestas más significativas para la compañía Cuarto Acto, mientras que Reyna Álvarez compartió escenario con Spota en una puesta de Las musas huérfanas.
Finalmente, los intérpretes manifestaron su alegría por llegar a cincuenta representaciones, pero lamentaron el desinterés de las autoridades estatales por conocer lo que se hace en Puebla en materia escénica.
La función número 50 de Una dulce derrota se llevará a cabo este 6 de septiembre a las 20 horas en el foro escénico El Nicho (Daniel Delgadillo 1808, Maestro Federal).
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