Muestran cómo fue la danza en el periodo barroco

Cuando se piensa en el Barroco como movimiento estético, usualmente se recuerda a la arquitectura, a la pintura, quizá incluso a la música, y la danza suele quedar fuera de ese primer vistazo, pese a que esta disciplina también alcanzó un amplio desarrollo y valores artísticos propios dentro de dicho periodo.

Por ello, el Museo Internacional del Barroco Inmersivo presentó este fin de semana la exposición temporal “Danza barroca”, con la que se busca que el visitante conozca, a partir de diversos elementos, cómo se concebían las artes escénicas en el periodo barroco. Curada por la investigadora Magdalena Villarán y la museógrafa Yoloani Méndez, la muestra integra cuadros, objetos decorativos, libros, instrumentos musicales, reproducciones de vestuarios de época y videos que, en conjunto, permiten conocer cómo fue la danza del barroco.

“La idea es incorporar las artes escénicas en el espacio museístico”, explicó Magdalena Villarán, especialista en danza y cocuradora de la muestra, en entrevista con LUMBRERAS. “Los museos siempre tienen artes plásticas, arquitectura, y la música, la danza y el teatro siempre quedan fuera, porque son artes efímeras, no se pueden tener estáticamente. La idea es traer a la danza y mostrar la importancia que tuvo en este movimiento artístico y cultural”.

Magdalena Villarán y Yoloani Pérez curaron la muestra. Foto: Josué Cantorán

Para reconocer la importancia de la danza en el barroco, la especialista recordó, por ejemplo, que esta siempre formaba parte de montajes de teatro y ópera, además de la vida cotidiana.

“El arte total es lo que se buscaba”, añadió la investigadora que ha dedicado dos décadas al estudio de la historia de las disciplinas dancísticas. “Las obras de teatro, las óperas, todas incluían danza, no como accesorio ni como divertimento, sino como parte esencial de la trama”.

Pero, para lograr que una exposición de museo lograra dar cuenta de un fenómeno como la danza, las curadoras tuvieron que valerse de varios elementos. La muestra “Danza barroca” incluye, primero, cuadros, esculturas, muebles y otros objetos de decoración que guardan relación con dicha disciplina escénica. Estos fueron obtenidos mediante préstamos de acervos de varios recintos museísticos del país, así como de los catálogos propios de los museos de orden estatal de Puebla

Los museos que otorgaron piezas en préstamo para esta exposición son el Museo Franz Mayer, el Museo Nacional de Historia “Castillo de Chapultepec” y el Museo Nacional de San Carlos, el Museo Nacional de Arte y el Soumaya, así como el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Danza.

Los vestuarios fueron confeccionados en imitación al estilo barroco. Foto: Josué Cantorán

“Ese proceso fue dirigido por Yaloani, que es museógrafa”, ahondó Villarán en entrevista con esta revista digital, “y fue una tarea bastante ardua, porque implicó buscar las colecciones, dentro de las coleccione buscar lo que se acercaba en tiempo y en estilo, y escoger (…) Es un trabajo de selección y de gestión para que los museos presten su obra, y en el caso de los vestuarios sí son préstamos de colecciones privadas, al igual que los libros”.

Entre los objetos expuestos se encuentra la reproducción de un escotillón, un mecanismo que se encontraba por debajo del escenario de los teatros de la época barroca y permitía a los actores permanecer escondidos y salir a escena en el momento indicado.

La primera sala está dedicada al rey Luis XIV de Francia, conocido como el “Rey Sol”, de quien la historia cuenta que fue un gran bailarín, por lo que cuadros y reproducciones de su figura indican el inicio de la muestra “Danza barroca”.

También se integran un buen número de vestuarios de época fabricados según los estilos y materiales del periodo barroco. Estos fueron obtenidos de la colección privada de David Serna, bajo los diseños y producción de las artistas textiles Marisela García Pérez y Reyna Salina Arreola.

La figura del ‘Rey Sol’ saliendo del escotillón. Foto: Josué Cantorán

Por otro lado, se muestra una serie de videos obtenidos de diversas fuentes internacionales, como el catálogo del sistema de televisión pública inglesa, la BBC, en los que se reproducen danzas del siglo XVII.

Al respecto, Magdalena Villarán recordó, durante un recorrido por la muestra, que fue justo a finales del siglo XVII e inicios del XVIII cuando comenzaron a crearse los primeros sistemas de notación dancística, similares a los de la música, que permitieron conservar para la posteridad las coreográficas de una época donde el registro en video no existía aún.

Sin importar si se trataba de solos, dúos, danzas grupales o coreografías concebidas para montajes teatrales, el sistema de notación Beauchamp-Feuillet ha permitido conservar las piezas dancísticas de estas épocas.

“El sistema y el registro”, explicó al respecto Magdalena Villarán, “fue perfeccionándose. En 1700 se publicó un libro en el cual se explica un sistema de signos para la danza: se registra el movimiento, el recorrido y la relación con la música. Gracias a este sistema que sirvió para registrar muchísimas danzas, han quedado escritas y se pueden reconstruir”.

En los videos se pueden conocer las coreografías de la época barroca. Foto: Josué Cantorán

La muestra “Danza barroca”, de hecho, contiene unos cuatro libros de coreografía para que el visitante conozca estos sistemas de notación y, además, en el piso de una de las salas la notación de una de las coreografías se encuentra impresa en el suelo como invitación a los visitantes a bailar al estilo barroco.

Todo lo anterior, además de algunos elementos inmersivos, permiten al visitante hacerse una idea de cómo fue la danza en épocas de Mozart, Molière y el rey Luis XIV, pero, para Magdalena Villarán, el siguiente paso en esta muestra deberá ser la presentación de piezas dancísticas en vivo y en los mismos espacios del Museo Internacional Barroco Inmersivo, para cerrar con broche de oro la muestra “Danza Barroca”.

La exposición “Danza barroca” permanecerá en el Museo Internacional del Barroco Inmersivo (bulevar Atlixcáyotl  2501, Reserva Territorial Atlixcáyotl) hasta el 17 de septiembre. La entrada a las exposiciones temporales es gratuita.

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