Cuatro piezas artísticas que contienen estampas producidas por 22 mujeres —y un hombre trans— privadas de su libertad en el Centro Penitenciario Femenil de San Pedro Cholula componen la exposición “Lo grabamos para que no se olvide”, que puede visitarse todo el mes de noviembre en el vestíbulo del Teatro de la Ciudad (Juan de Palafox 14, Centro).
Se trata de un proyecto comandado por la artista gráfica Isabel Tello, que fue beneficiado con el apoyo del Programa de Estímulos a la Innovación y Desarrollo Artístico y Cultural (PEIDAC), que otorga el Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla (IMACP).
El proyecto, que en marzo pasado tuvo ya una primera muestra en la sala Sergio Pitol de la Casa de la Cultura de Puebla, consistió en la impartición de talleres de grabado a 22 reclusas y un recluso del citado centro penitenciario, donde la artista gráfica Isabel Tello interactuó con ellas a fin de compartir sus conocimientos sobre las técnicas del grabado.
El taller consistió de ocho sesiones de dos horas cada una distribuidas a lo largo de un mes, en las que Isabel Tello inspiró a las participantes a usar el grabado como una herramienta para expresar sus dolores y esperanza.
Isabel Tello no se apartó de su metodología y temáticas habituales, por ejemplo, echar mano de elementos de la fauna o la naturaleza, lo que ella denomina “seres plantásticos”, a fin de representar sus experiencias. De este modo, uno de los ejercicios de su taller consistió en pedir a las participantes representar su fuerza, sensibilidad y belleza con un elemento de la naturaleza.
“No tiene por qué ser algo muy elaborado”, explica la artista gráfica en uno de los textos de sala. “El resultado suele reflejar el estado anímico de quienes participan en el juego, invitando a la reflexión y autoconciencia. Aunque pueda parecer simple en apariencia, el juego permite vislumbrar y realzar, a través de las características de las plantas y animales que elegimos, nuestras virtudes y debilidades”.
El resultado es la exposición “Lo grabamos para que no se olvide”, que contiene cuatro piezas principales en la técnica de grabado en placas de linóleo y aplicado con chine collé, lo que consiste en adherir un papel sobre otro con el propósito de dar fondo a las imágenes.
El elemento central de cada pieza es una estampa producida por la propia Isabel Tello, mientras que las imágenes más pequeñas que se observan alrededor son las impresiones de las placas que fueron producidas durante el taller por las mujeres privadas de su libertad en el centro penitenciario.
En estas obras, la autora conjunta los sentires e historias que obtuvo durante los ejercicios del taller impartido en el Centro Penitenciario de San Pedro Cholula, por ejemplo, la manera en que las reclusas se cuidarían a sí mismas en caso de tener a su cargo a sus niñas interiores.
Lo anterior solo es una muestra de los ejercicios puestos en marcha por Tello no solo para ganarse la confianza de las mujeres, sino para estimular su sensibilidad e ingenio.
Destaca la pieza “La imaginación como puerta de escape”, en la que la artista poblana recopila las virtudes y fortalezas de cada una de las reclusas, quienes al principio refirieron sentir que carecían de alguna.
Elefantes, dragones, peces y gallos son algunas de las imágenes que Isabel Tello y las 23 personas privadas de su libertad plasmaron en esta pieza, la cual resalta por la variedad de sus colores y por lo heterogéneo de sus elementos visuales.
La muestra contiene también un collage de grabados que recuerda la exposición previa de la creativa poblana en colaboración con las mujeres del centro penitenciario, “La esperanza nos sostiene”, montada en marzo pasado y que se centró en el significado que las reclusas dan a las aves que visitan el centro.
Así, algunas de estas mujeres exponen que las internas próximas a ser liberadas son saludadas por mariposas, símbolo de la metamorfosis que están a punto de experimentar en sus nuevos procesos de vida.
Otras voces mencionan que las aves que llegan a los patios del centro de reinserción social en busca de comida las ayudan a liberar sus mentes, a imaginarse fuera de sus cuatro paredes reconstruyendo sus existencias.
“A veces”, dice Isabel en otro de los textos de sala, “las mujeres me decían no entender a las aves que llegaban buscando comida y refugio dentro del patio de la cárcel, habiendo tantos otros sitios a los que ir. Pero al mismo tiempo creen que son recordatorios del exterior, para mantenerse fuertes y resilientes, a la espera del momento en que también serán rodeadas de mariposas para dejar atrás su propia jaula y dejar de hacer nidos con la ropa que cuelga en los tendederos”.
Como elementos de acompañamiento, la exposición “Lo grabamos para que no se olvide” también contiene las cartas y dibujos que las reclusas escribieron y diseñaron para sí mismas, además de las placas de linóleo utilizadas para producir las estampas.
Para conocer más sobre este y otros proyectos de la artista gráfica Isabel Tello, puedes seguir sus redes sociales.