La BUAP lanza la colección editorial ‘Contemporáneas’

La Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, a través de su Dirección General de Publicaciones, lanzó hace un par de semanas la colección editorial Contemporáneas, que reunirá la producción cuentística de mujeres mexicanas que escriben actualmente. La serie inicia con dos títulos que ya pueden ser adquiridos a través de la página web de la institución: Llorar de fiesta, de Elma Correa, y Por si un día todo falla, de Nylsa Martínez.

Además, en imprenta se encuentran ya tres títulos más que completarán la colección, coordinada por los editores Óscar Alarcón y Liliana Pedroza: Cicatrices, de Ana Fuente, Vía láctea, de Gabriela Conde Moreno, y De qué silencio vienes, de Libia Brenda.

Esta colección, como recuerda el docente y editor Óscar Alarcón en una extensa entrevista con LUMBRERAS, surgió luego de que su trabajo como coordinador de la colección Extra(e)ditados, también publicada por la BUAP, además de sus libros de entrevistas con escritores mexicanos, le hicieran preguntarse qué pasaba en el mundo literario nacional con las mujeres escritoras de cuentos.

Para leer la nota de LUMBRERAS sobre ‘Laberintos’, el más reciente libro de entrevistas de Óscar Alarcón, puedes ingresar a este enlace.

Alarcón decidió entonces unir fuerzas con una de las mayores especialistas en el tema: la editora y académica Liliana Pedroza, quien ha indagado desde hace poco más de dos décadas en la historia del relato breve escrito por mujeres en México, como parte de una detallada investigación cuyos resultados han sido plasmados en la página web Catálogo del cuento mexicano.

Portada del Catálogo de cuento mexicano

“Prácticamente desde 2001”, relata la editora originaria de Chihuahua en entrevista con esta revista digital, “comencé una búsqueda de estas escritoras, porque veía que no había los mismos espacios para ellas en la literatura. Quienes hablaban sobre la literatura, investigaban, o los programas de estudio, mencionaban a pocas escritoras. A mí eso me llamaba la atención. Entonces, digamos que el motor de mi búsqueda de investigación como doctorante fue averiguar cuántas escritoras había en México, y me acoté en el cuento, un género que yo he trabajado mucho. Soy una lectora incansable de cuento”.

Para 2014, cuando presentó su tesis doctoral en la Universidad Complutense de Madrid, Liliana Pedroza había hallado a más de quinientas escritoras mexicanas que habían publicado al menos un libro de cuentos. Esta investigación le llevó años, la hizo volver a México desde España, donde radicaba, y la hizo viajar a través del país en busca de ediciones modestas de tirajes pequeños en bibliotecas de provincia.

Este trabajo, además de su titulación de grado, permitió a Pedroza publicar el libro de divulgación Historia secreta del cuento mexicano (2018) y posteriormente crear la página web Catálogo del cuento mexicano, donde puede encontrarse una base de datos con las autoras mexicanas de cuento que Liliana ha encontrado y que, dice, “sigo buscando como si fueran estampitas”.

“Ya son más de setecientas autoras y mil trescientos y pico de libros”, dice la editora formada en la Universidad Autónoma de Chihuahua. “Y, entonces, esa investigación me llevó a hacer otras preguntas. La primera fue si había mujeres en la literatura. Estos datos, esta investigación, dicen que sí. Las siguientes preguntas son: ¿dónde han estado y por qué no están, no estamos, compartiendo los mismos espacios?”.

Los editores Liliana Pedroza y Óscar Alarcón. Foto: Josué Cantorán

A la par, Óscar Alarcón atestiguaba desde Puebla el boom editorial que se desató alrededor de la publicación de la novela Temporada de huracanes (2018), de la veracruzana Fernanda Melchor, a la que siguió un súbito interés en el mercado editorial por escritoras contemporáneas de habla hispana.

“De mi parte”, relata el también docente y periodista cultural, “como entrevistador, me daba la sensación de que hacía falta conocer la perspectiva de las mujeres, porque creo que esta inquietud viene muchísimo antes del boom editorial de Fernanda Melchor, pero no así el hecho de que escribieran. Me refiero a este boom editorial donde afortunadamente mucha gente se ha volcado a observar lo que están haciendo las mujeres. Esta idea ya me había surgido cuando publiqué el libro de entrevistas 23 y uno: charlas con 23 escritoras. Realmente, ¿dónde están escribiendo?, ¿qué es lo que pasa con las autoras?”.

Por otro lado, cuando se hacía cargo de la colección editorial Extra(e)ditados, una serie de libros de pequeño formato pensados para el público juvenil y que traen a Puebla a escritores de otras latitudes, una de las críticas que llegó a oídos de Alarcón fue la baja representación femenina en aquella colección.

Para leer la nota de LUMBRERAS sobre la colección editorial Extra(e)ditados, puedes ingresar a este enlace.

“Y, entonces, con esta inquietud que también ya tenía”, ahonda Óscar Alarcón, “es que le planteé a Liliana esta posibilidad de hacer una colección donde hubiera solo escritoras”.

Los primeros dos libros de la colección ‘Contemporáneas’. Foto: Josué Cantorán

La selección

Además de ser mujeres, producir literatura en la época actual y desarrollar el género del cuento, las cinco escritoras que integran la colección Contemporáneas comparten varias características. Quizá la más notoria sea que ninguna de ellas pertenece al circuito literario de la Ciudad de México: Elma Correa y Nylsa Martínez son originarias de Mexicali, Libia Brenda es poblana, Gabriela Conde es de Tlaxcala y Ana Fuente radica en Ensenada desde hace unos diez años.

“Tenemos un centralismo tan asentado en el país”, dice al respecto Liliana Pedroza en entrevista con LUMBRERAS. “Todo ocurre en la Ciudad de México y quienes son de ahí tienen muchas más posibilidades de creación, de publicación y de exposición de su obra. Yo buscaba narrativas periféricas, que son a las que se dificulta más su resonancia, y también tenía esta idea de hacer una ruta de difusión y de divulgación de sus obras que no necesariamente pasara por la Ciudad de México”.

Otro aspecto que Óscar y Liliana tenían en mente al seleccionar los manuscritos que integrarían la colección Contemporáneas era que las autoras, si bien son profesionales de la escritura literaria, no hubieran publicado ya en alguno de los grandes consorcios editoriales.

“Yo considero, como editor”, añade Óscar Alarcón, “y por lo menos también apegado a la universidad, que las universidades deberían dar la posibilidad de publicar a aquellos que no tienen chance de publicar en otras editoriales, incluso en editoriales independientes o pequeñas, pero que al final de cuentas son privadas. Creo que el hecho de tener escritoras periféricas de muy buena calidad publicando en una universidad le devuelve también un aspecto público a la lectura”.

La escritora cachanilla Elma Correa propone ‘Llorar de fiesta’. Foto: Josué Cantorán

“Contemporáneas es justamente abrir espacios a quienes no lo tienen”, ahonda Liliana Pedroza, “a quienes es más difícil encontrar una puerta para la exposición de su obra, como lo decía Libia Brenda, quien ha sido editora por veinte años y no había tenido a su vez una editora o un editor que viera por sus libros, por lo que ella creaba”.

Los libros

Desde un libro de cuentos de inspiración noir donde una detective investiga crímenes cometidos en la frontera entre México y Estados Unidos hasta uno donde se plantean futuros posibles y se da rienda suelta a la ciencia ficción, pasando por uno más donde la fiesta y el desenfreno constituyen el espacio de la acción narrativa, los títulos que integran la colección Contemporáneas son diversos y complementarios entre sí. Sin embargo, también presentan algunas similitudes.

“Hay una problemática que tiene que ver con las mujeres”, explica Óscar Alarcón a esta revista digital, “sobre cuál es el lugar que ellas ocupan en una sociedad tan violenta como la mexicana. Con los alumnos de prepa leíamos el primer cuento de Por si un día todo falla, de Nylsa, y de las cosas que los mismos chicos de prepa encontraban era justo eso: que hay mucha violencia que para nosotros está normalizada (…) Los chicos de prepa, de dieciséis o diecisiete años, observan eso, y a mí me parece que es un reflejo de todas las cosas que están ocurriendo en México. Creo que esa sería una de las de las características que tienen los cuentos”.

“Cada libro de esta colección tiene su propia personalidad”, añade por su parte la editora Liliana Pedroza. “Cada una ya la tiene, no son escritoras principiantes, no es su primer libro, excepto Libia Brenda, que es su primer libro de manera individual aunque ella ya había publicado otros cuentos en otros lados, como en antologías y diversos medios, pero ellas ya tienen una mirada muy definida, un estilo propio o una manera de concebir el mundo, de explorarlo, que también es significativo”.

Otra característica común en los cinco títulos de la colección Contemporáneas es que las protagonistas de los relatos son también mujeres.

Una detective resuelve crímenes en este libro de inspiración ‘noir’. Foto: Josué Cantorán

“Está muy en consonancia con lo que hay ahora”, dice Liliana: “esta manera de poner por delante a los personajes femeninos que han estado tan atrás dentro de las historias que regularmente cuenta la literatura mexicana, donde siempre son accesorios, siempre son personajes subordinados a la historia. Ahora, estos personajes protagonizan sus propias historias”.

LUMBRERAS pidió a Liliana Pedroza y Óscar Alarcón que contarán por qué debemos acercarnos a leer cada uno de los cinco libros que integran la colección Contemporáneas. Esto fue lo que respondieron.

Vía láctea, de Gabriela Conde Moreno

“Las historias de Gaby”, dice Óscar, “tienen una especie de ingenuidad que nos genera el ser niños, pero al mismo tiempo el despertar de la maldad, de lo que nos circunda y que nos estropea en muchas ocasiones la niñez: ese despertar, o ese darse cuenta de un niño que está rodeado de mucha maldad o mucha tristeza o de mucha soledad. Las narraciones que ella va haciendo tienen ese halo de ternura, de cierta complicidad entre niños, de amistad, pero sí de pronto los adultos o la misma maldad al lado de un niño estropea esa infancia y modula tu forma de ser adulto”.

De qué silencio vienes, de Libia Brenda

“Libia Brenda escribe ficciones especulativas”, responde Liliana. “Ella es la que está más alejada estilísticamente y en exploración narrativa a las otras cuatro, que son una narrativa más bien realista. Lo que hace ella es proyectar mundos alternos: ¿qué pasaría si…? ¿Qué va a pasar en el mundo donde el problema del agua sea tan extremo? ¿Qué va a pasar como sociedad? ¿Qué va a pasar con las personas cuando estemos a tal punto que el agua de las generaciones pasadas, como el agua de las fuentes, sea un sueño o una locura? Claro, y también va explorando otras historias que tienen mucho que ver con el tiempo y la memoria, con los viajes en el tiempo. Tiene una prosa muy cuidada, muy bella, una exploración del interior de los personajes con estos mundos que imagina, estos mundos posibles que podríamos experimentar no nosotros sino las generaciones futuras”.

Cicatrices, de Ana Fuente

“Ana Fuente tiene un humor muy particular, muy ácido”, explica Liliana, “pero también muy festivo. Trata del absurdo, pero también de las relaciones familiares, a través de un evento, como una muerte, un duelo o una enfermedad. ¿Cómo se vuelve a armar una familia a partir de eso? ¿Cómo se construyen las relaciones entre padres, hijos o hermanas? Son historias muy íntimas”.

Llorar de fiesta, de Elma Correa

“La narrativa de Elma siempre nos confronta mucho, no importa en qué edad estemos”, reflexiona Óscar. “Creo que la pluma que tiene Elma está muy bien trabajada, tiene dos premios nacionales, y en este libro se nota mucho ese trabajo narrativo, que juega mucho con los ambientes. En muchas ocasiones, las narraciones son muy plásticas, de manera tal que te puedes sentir envuelto”.

Por si un día todo falla, de Nylsa Martínez

“Este libro se inscribe dentro de la narrativa noir”, describe Liliana, “de estas narrativas que tienen mucho que ver con lo criminal, con la búsqueda de los ejecutores del crimen. Cuando reunimos sus historias, rescatamos también los primeros textos de cuando creó a su personaje detective, que es una mujer, Elena Rubio, y también ahí va a serpenteando. No todos los personajes detectivescos son Elena Rubio, pero se parecen. Ella coquetea con esta mujer que, con su intuición y con mucha perspicacia, va encontrando de manera muy original herramientas para conocer qué está pasando de ese otro lado del crimen. Junto con eso se va desgajando la historia personal del personaje, que es un poco triste: soledad, un asunto de alcoholismo, falsos amigos o a veces una muy buena amiga”.

Los libros de la colección ‘Contemporáneas’ pueden adquirirse en la página web Libros BUAP.

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