‘Matlalcuéyetl’ reflexiona sobre el cuidado de La Malinche

Matlalcuéyetl: la guardiana del bosque es un montaje escénico creado por la compañía Ollin Teatro que gira en torno a las historias en las que se entiende al volcán La Malinche como dador de vida y deidad del agua.

Este montaje forma parte de los 134 proyectos que fueron beneficiados este año por el programa “Circuito Nacional de Artes Escénicas Chapultepec: teatro y espacios independientes”, de la Secretaría de Cultura federal y el Centro Cultural Helénico. Derivado de lo anterior, la obra se ha presentado en Tlaxcala y Puebla y tiene funciones programadas en dos entidades del país más: Morelos y Guerrero.

“Estamos muy felices”, dijo Gabriela Arellano, su protagonista, en entrevista con LUMBRERAS. “Es nuestra segunda ocasión que estamos en el Circuito Nacional de Artes Escénicas con esta obra, que es una producción totalmente original de Ollin Teatro, desde la dramaturgia hasta el último armado de la utilería, el vestuario y la música”.

La intérprete explicó que la dramaturgia de Matlalcuéyetl: la guardiana del bosque surgió de una leyenda tlaxcalteca que familiares del director, Jonathan Muñoz, le contaron a este. Ollin Teatro, precisó, es una agrupación que radica principalmente en Papalotla, Tlaxcala, por lo que se encuentran a las faldas del volcán La Malinche, región donde ocurre la historia.

“Es una leyenda que le contaba mamá Conchita a uno de los integrantes de la compañía, al director”, señaló la artista escénica, “porque a ella le tocó vivir esta veneración a esta deidad como agente dadora de vida, de agua, de la naturaleza”.

Aunque admitió que entre las finalidades de la puesta destaca el rescate de las tradiciones de la región, también hay una intención explícita de reflexionar sobre el grave daño ambiental que existe en la actualidad y la devastación de los recursos naturales.

Arellano interpreta a Citlali, una niña a la que definió como divertida y distraída y que se da a la tarea de buscar, con ayuda de un amigo, a la Matlalcuéyetl. Algunos elementos de su personaje con los que la intérprete se identifica, confió, tienen que ver con su personalidad activa y distraída, así como en que no puede quedarse con los brazos cruzados ante un problema.

Gabriela Arellano añadió que, antes de conocer la dramaturgia, tenía vagas nociones sobre la leyenda de la guardiana del bosque, aunque sí había escuchado de ella.

“En la región donde vivo”, narró la intérprete, “también hay una santidad que se llama ‘el señor del monte’. Entonces, cuando se hace su festejo se le llevan hojaldras del volcán Malintzi”.

Su reciente trabajo con infancias y juventudes ha preparado a Gabriela para su papel teatral. Sobre esto, la actriz resaltó que las nuevas generaciones tienen mucha energía y son muy propositivas. El mayor aprendizaje que le ha dejado conocer a Matlalcuéyetl, agregó, ha sido el ser más consciente del mundo que se le está dejando a las infancias en materia climática.

Finalmente, la actriz emitió su postura sobre la formación de públicos en México, uno de los talones de Aquiles de muchas compañías escénicas. Al respecto, señaló que los espacios o foros independientes siempre tienen mayor dificultad para captar nuevas audiencias en comparación con un teatro auspiciado por el gobierno.

“Una de las características de esta convocatoria”, abundó, “es que se tenía que trabajar con espacios independientes. La labor que se tiene es mucho más titánica para crear públicos”.

La convocatoria emitida por la Secretaría de Cultura brinda boletaje de cortesía al público, para así garantizar el derecho de acceso al arte.

Matlalcuéyetl, la guardiana del bosque se presentó este fin de semana en El Callejón del Blues (23 Norte 6601, La Loma).

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