Profecías marcianas: una mirada a la ‘Estrella roja’ de Bogdánov

La novela Estrella roja, de Alexandr Bogdánov, que tiene una reciente edición (2021) de la Universidad Autónoma de Nuevo León y la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, con una traducción del ruso de Jorge Bustamante García, se suma a la tradición de la ciencia ficción soviética sobre seres marcianos que buscan interacción con el mundo humano. Esta reseña de Alejandro Badillo nos permite entender que la grandeza de la literatura rusa, hoy injustamente objeto de censuras, va mucho más allá de los clásicos del XIX.

Hay un vínculo importante entre Marte y la ciencia ficción. Desde las antiguas mitologías, el planeta rojo ha hechizado la mente de la humanidad. Los marcianos han sido vistos, generalmente, como una amenaza, sobre todo en la cultura popular. Sin embargo, en la literatura de ciencia ficción son retratados de una forma más compleja. Por supuesto, me refiero a obras maestras como Crónicas marcianas, de Ray Bradbury, en las que Marte aparece como una alegoría de la Tierra y no como el origen de una posible invasión de hombrecitos verdes con antenas que quieren esclavizar a los humanos.

Estrella roja, de Alexandr Bogdánov (1873-1928), es un libro híbrido que transita entre la ciencia ficción tradicional —aquella que se regodea con la tecnología y que repite el estereotipo maniqueo del bien contra el mal— y un género que apuesta por problematizar las ambiciones de la civilización humana y las lleva a escenarios que nos ayudan a reflexionar nuestro papel en el mundo. Es interesante leer la biografía de Bogdánov: se formó como médico y psiquiatra. Además, participó en la transición de la Rusia zarista a la génesis de la Unión Soviética; de hecho, compitió con Lenin por el liderazgo bolchevique a inicios del siglo XX. Derrotado por el futuro líder del país, se exilió en Francia para continuar con sus investigaciones médicas y filosóficas. Murió por una transfusión experimental. Estrella roja se publicó en 1908, al parecer, libre de la censura que sería característica fundamental de la Unión Soviética para aquellas obras incómodas al régimen. 

La anécdota principal de Estrella roja es el viaje que hace Leonid, un científico humano, a Marte, invitado por la civilización marciana. El supuesto planteado es similar a obras de la ciencia ficción presoviética como el relato “Tratado sobre la vida de los habitantes de Marte”, de Porfiri P. Infántiev, publicado en 1896. En la historia, los marcianos manipulan la mente de un humano para que ocupe el cuerpo de uno de los suyos. El objetivo es que conozca su civilización. La imagen de los extraterrestres invasores es sustituida, en varias obras de escritores rusos, por amables anfitriones que quieren estrechar relaciones con los terrícolas. En el caso de la novela de Bogdánov, el vínculo para el viaje es Menni, un aparente compañero suyo —camarada, claro está— que poco después se revela como una marciana de apariencia andrógina. La relación entre ambos, melodramática, coquetea con la historia de amor imposible; sin embargo, es apenas el telón de fondo para lo que el autor quiere contar. Lo principal, por supuesto, es la utopía que se presenta ante sus ojos y que es explicada por sus anfitriones extraterrestres. Los marcianos —en una especie de profecía política del futuro humano— han realizado los ideales de la revolución comunista, el movimiento que Bogdánov ayudó a crear y del que luego se alejó. La sociedad el planeta rojo funciona de una manera igualitaria y los problemas han sido resueltos gracias a la ciencia y la tecnología. Todo es aprovechado, hay pleno empleo y las máquinas son capaces de satisfacer las necesidades de los marcianos. Leonid recorre las fábricas del planeta como si estuviera ante un museo del futuro, algo que, en el papel, debería materializarse en la Tierra con el triunfo bolchevique.

En esta parte del libro, el lector podría pensar en un panfleto, una utopía hecha para agradar a los líderes del incipiente partido comunista. Sin embargo, la segunda mitad del libro nos presenta las dudas sobre el sistema perfecto que han desarrollado los marcianos y que, por supuesto, eran las mismas interrogantes que tenía el autor sobre el futuro del movimiento que, finalmente, sería encabezado por Lenin. La idea más importante del libro, al menos en mi lectura, es la necesidad de recursos cada vez más abundantes para satisfacer el cada vez más complejo sistema tecnológico que han desarrollado en Marte. La compañera de Leonid le revela los planes futuros para hacer, de la Tierra, una colonia para extraer materias primas necesarias para su expansión. Adelantándose por muchos años a la ciencia ficción que empezó a problematizar la devastación humana en la Tierra y los claroscuros de la conquista del espacio, Estrella roja ofrece un golpe de realidad al lector de su época y, también, de la nuestra. La ambición humana reflejada en la perfecta sociedad marciana tiene mucho de pesadilla si las utopías se entregan al dogma de la técnica y olvidan cualquier evolución espiritual o filosófica.

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