Rodolfo Herrera juega con las palabras como piezas de Lego

En el libro de poesía 400 μg, el escritor Rodolfo Herrera López utiliza varias fuentes de inspiración que condensa en versos breves, experimentales y de intención lúdica, que evocan tanto sus juegos de infancia, en los que observaba los insectos del jardín, las etapas de formación de un feto y hasta problemas matemáticos.

Este poemario, que resultó ganador en el Concurso Nacional de Cuento y Poesía “Juegos Florales de Lagos de Moreno” 2023, fue publicado hace algunas semanas por la casa Ediciones O, ubicada en Mérida, y puede descargarse de manera gratuita en este enlace.

En él, el escritor formado en literatura y filosofía por la UDLAP y la BUAP da cuenta de una concepción de la escritura poética como ejercicio lúdico y experimental, en el que las palabras —materia prima de la literatura— pueden ser aprovechadas de maneras diversas pese a las estructuras y sentidos convencionales que ya cargan. Como las piezas de Lego, que pueden armarse según el instructivo o bajo la inspiración del jugador, las palabras tienen infinitas posibilidades para el poeta Rodolfo Herrera.

“Ya tienen al menos una estructura fija”, explica el escritor y docente en entrevista con LUMBRERAS, “y estás un poquito limitado por esa estructura. Y eso me parece que sucede con el lenguaje, pero ese límite no significa que no puedas hacer cosas (…) Y concibo la poesía, sí, como un juego, pero un juego en el sentido original de la palabra y tan valioso que tiene. Soy profesor y he convivido mucho con niños. Para los niños, y para todo ser humano, lo primero que tomamos en serio en nuestra vida es el jugar, y con eso generamos sentido y nuestras primeras experiencias. Yo, como un adulto, lo que pasé es, en lugar de estar jugando con piezas de Lego y con insectos, pasé a jugar con las palabras”.

En una extensa conversación con esta revista digital, Rodolfo Herrera López describe el proceso de escritura del libro 400 μg, su concepción lúdica y experimental sobre la poesía, la experiencia que vivió al haber ganado el premio literario en Lagos de Moreno, entre otros temas más.

A continuación puedes ver la entrevista completa con Rodolfo Herrera López sobre su libro ‘400 μg’. Si lo prefieres, puedes leerla a partir del siguiente párrafo.

LUMBRERAS: ¿Me puedes contar sobre este libro, 400 μg, y un poco sobre la historia que hay detrás de este proyecto de escritura? Entiendo que es un poemario un tanto experimental que gana un premio de poesía y que, a partir de este premio, se realiza la publicación digital del libro. Cuéntame un poco la historia que hay detrás de este libro, el proceso que hubo desde la escritura para que se haya consolidado en este libro que ya está publicado.

Rodolfo Herrera López: La verdad es que la historia es larga, tiene varios años, y quizás también por eso tiene muchas vertientes, o muchas temáticas, porque se fueron combinando en el proceso de escritura y se fueron manifestando. Yo diría que el punto de partida, más bien lo que lo detonó, porque el punto de partida es mi infancia, pero lo que lo detonó es haber escuchado una niña de cinco años, que es con la que se abre el libro, que dice que estaremos muertos cuando dejemos de pensar. Lanza de repente esas palabras, así de la nada, y a mí me llamó mucho la atención que una niña tan pequeña estuviera relacionando la vida con el pensamiento, porque es una cosa que yo, en mis estudios de doctorado y en las cosas que investigo, estoy un poquito, no en contra, pero sí trato de hacerle un contrapeso al exceso de pensar que el mundo se tiene que pensar para que exista. Pienso más en lo importante que es experimentar la relación sensible y afectiva con el mundo.

Entonces, cuando una niña me dice eso, tan pequeña, que ya tenga tan codificada en el lenguaje una idea así de pensamiento, y relacionarlo con la vida, y creer que dejar de pensar es morir, que más o menos entendía por dónde lo estaba diciendo, una cuestión desde la conciencia, creo que la conciencia va más allá de los pensamientos. Se me quedó muy grabada y quería hacer un texto que jugara con esta cuestión de la mente. Tenemos un sistema nervioso y ese sistema nervioso, por un lado, es el que nos conecta sensiblemente con el mundo, porque tenemos los sentidos, el cuerpo, o sea, el cuerpo siente gracias al sistema nervioso. Y, por otro lado, está que el mismo sistema nervioso llega al cerebro y tenemos esta cuestión de la conciencia, de los pensamientos, de la mente, que realmente no sabemos dónde están, pero que suelen relacionarse con procesos cerebrales.

Entonces dije: “el mismo sistema nervioso, que te ayuda a conectarte con el mundo, es el mismo que nos separa, porque con la mente generamos las ideas, los procesos de abstracción, la síntesis y el análisis, la crítica, el razonamiento”. Entonces quise hacer un texto que pusiera en juego esos dos niveles. Ese fue el punto de partida y con eso se empezaron a generar muchas ideas. La primera de todas es que el tubo neural, lo que va a dar paso a todo el sistema nervioso, es lo primero que se forman en el ser humano, y se necesita cierta cantidad y cierto cuidado para que se forme. Si no, o no se forma el feto o sale con malformaciones y puede incluso morir tempranamente o incluso ni siquiera nacer.

Ese proceso, el proceso de un embarazo, es una cosa que tengo muy cercana, con mi esposa. Hemos visto lo difícil que ha sido y los cuidados que se necesitan. Curiosamente, los nueve meses de gestación corresponden a los nueve estados del Mictlán. Antes de que llegues al Mictlán pasas por nueve lugares, y todos son así horribles, te aplastan montes, te atacan jaguares y cosas así. Por lo difícil que es el proceso de gestación y la lucha que tenemos en la vida, entonces dije: “eso tiene mucho que ver con lo que estoy haciendo”, y lo quise incorporar. Y finalmente incorporé mi experiencia de la infancia.

Yo era un niño que jugaba en el jardín con insectos, lombrices, cochinillas y cosas así. No las mataba, veía qué es lo que hacían: ponía a nadar a las lombrices, a las víboras, jugaba con las cochinillas, les hacía caminitos, las enterraba, etcétera. Se me quedó muy grabado el olor, el tacto, los movimientos, cómo crujían las cosas. Todo eso lo mezclé, se hizo ahí un guiso en mi mente de todas esas cosas, y quise generar una experiencia sensible y afectiva por medio del lenguaje. En el lenguaje voy a recuperar todas estas experiencias sensibles y de reflexión sobre la relación vida y muerte, de lo importante de la vida, de la importancia de la gestación y de los juegos de un niño.

Quise meter todo eso y fue un proceso muy largo. Ya para terminar, yo ya lo había dejado por la paz, y me dije: “lo voy a retomar nada más para pulirlo, para que quede satisfactorio para mí”. Ya había visto el borrador una persona. Me dijo: “trabájalo bien y mándalo a concurso”. Le dije: “lo mando a concurso, ¿cuál me recomiendas?”. Me dio una lista, escogí uno que dije “este es un buen concurso, me late este, lo que sucede aquí”. Lo mandé y gané. No me lo esperaba. De que lo empecé hasta eso, fueron casi tres años.

El poeta Rodolfo Herrera en la presentación de su libro, en Cholula. Foto: Cortesía Rodolfo Herrera

LUMBRERAS: Cuéntame un poco sobre la experiencia de este concurso. Entiendo que Sara Uribe (y Mónica Nepote fueron las jurados). Cuéntame un poco sobre cuál fue la experiencia de este concurso, porque hay bastantes concursos de poesía en México, pero cuéntame de este en particular, ¿cuál fue tu experiencia?

Rodolfo Herrera López: Simplemente el hecho de recibir la noticia es bastante padre. Son Juegos Florales, quizás no son del nivel que de repente estamos acostumbrados a los grandes premios o concursos en México, pero los de Lagos de Moreno son muy antiguos. Creo que los primeros los ganó Mariano Azuela, entonces les tenía esa estima y sí tienen un reconocimiento, y yo notaba que en Lagos de Moreno sí se preocupan mucho por la difusión de la cultura, entonces la verdad me latía integrarme en algo así, saber que apliqué a ese. No pienso que son cualquier cosa.

Desde que recibí la noticia, yo no pensé que me hubieran llamado para avisarme que había ganado, pensaba que iba a ser mención honorífica, pero sí gané. Pasaron muchas cosas, pero, cuando me enteré del jurado, la verdad es que sí fue impresionante. Antígona González, de Sara Uribe, es un libro importante en la poesía mexicana, vino a hacer una ruptura, vino a decir algo, vino a renovarla. Y Mónica Nepote también es una poeta muy experimental, muy posicionada, casi no tenemos cosas de ella, no escribe mucho. Ella tiene más trabajo como difusora, como editora, como profesora de poesía, y su poesía es una de las fuertes en México, entonces, cuando vi el jurado, dije no manches. No solamente es el premio, sino haber tenido ese jurado.

Y después haber conocido a Hugo (Acosta), el secretario de Cultura (director de Cultura del municipio de Lagos de Moreno, Jalisco), y ver que hace un trabajo de difusión brutal, está bien comprometido, que hizo un evento realmente no protocolario, realmente entregado, interesado, muy emotivo, muy como que sí le importa la cultura, el premio, estas personas que están aquí, eso hizo que fuera más significativo.

LUMBRERAS: Y pasamos al título del libro, porque este título de 400 microgramos hace referencia a la cantidad o a la dosis, digamos, de ácido fólico que requiere un embrión para su correcto desarrollo, pero cuéntame por qué titulaste así a este poemario.

Rodolfo Herrera López: Lo primero, lo más obvio, es por el hecho de que es para el desarrollo del tubo neural y tenía que ver con esta cuestión del sistema nervioso. Esa es la cuestión obvia. Las cosas me latieron todavía más porque es una dosis muy pequeña: una dosis muy pequeña y súper importante. Si no, no se genera un ser humano en su experiencia sensible. Y eso es lo que el libro trata de hacer: busqué que fuera muy sensual en el sentido original de sensual, y muy kinestésico y de mucho juego, y que fueran cosas muy pequeñas: versos muy pequeños, pocas palabras, un libro muy pequeño pero que estuviera muy condensado. Es eso: que en una pequeña cantidad se pudiera desplegar toda una vida, igual que el ácido fólico, una pequeña cantidad despliega toda una vida. Quería que tuviera todo eso. El libro quizás es difícil y tendrá sus lectores ideales o específicos, que serán los que se quieran sentar y dedicarle tiempo, porque tiene muchas cosas con las que puedes jugar o que puedes explorar para ver sus significados, sus sentidos y las opciones de lectura. Entonces, creo que es más por eso.

LUMBRERAS: Rodolfo, tú eres especialista en poesía, ese es uno de tus temas fuertes, y en este libro se nota una visión particular sobre la poesía. Hace rato mencionabas que hay referencias al mundo natural, a los insectos, y si bien cuando uno va leyendo el libro sí está la idea de que está hablando del desarrollo de un feto o de un embrión, y al final de un alumbramiento, tampoco son textos demasiado literales o necesariamente obvios. Hay bastantes juegos, hay muchas referencias que no sabemos, por lo menos a una primera lectura, hacia dónde van. Cuéntame un poco de tus ideas o las concepciones que tienes sobre la poesía como forma, como disciplina artística, para generar un objeto artístico. ¿Y cuáles eran esas ideas que estaban rondando en tu cabeza cuando estabas escribiendo este material, este poemario?

Rodolfo Herrera López: En algún momento decía que era como trabajar con plastilina, pero ya he madurado la idea. Para mí, la poesía es como piezas de Lego. Eso es lo que he dicho muchas veces. Piezas de Lego porque ya tienen al menos una estructura fija y estás un poquito limitado por esa estructura. Y eso me parece que sucede con el lenguaje, pero ese límite no significa que no puedas hacer cosas. Con las piezas de Lego es lo que pasa: tú puedes seguir el instructivo y puedes armar tu pieza del guante de Thanos, pero también puedes agarrar las piezas y hacer lo que quieras. Y Lego de hecho hace esas cosas, te pone el jueguito y lo puedes armar de diferentes maneras. Está ahí el Harry Potter y puedes hacer la sala del comedor y el quidditch y el no-sé-qué.

Entonces pensé eso: estamos así en el lenguaje. Estamos un poquito limitados porque ya tiene una forma, las palabras ya están estructuradas, por así decirlo, ya tienen un significado, pero eso no significa que no podamos ir más allá. Y concibo la poesía, sí, como un juego, pero un juego en el sentido original de la palabra y tan valioso que tiene. Soy profesor y he convivido mucho con niños. Para los niños, y para todo ser humano, lo primero que tomamos en serio en nuestra vida es el jugar, y con eso generamos sentido y nuestras primeras experiencias. Yo, como un adulto, lo que pasé es, en lugar de estar jugando con piezas de Lego y con insectos, pasé a jugar con las palabras, y es lo que entiendo. Sigo teniendo mi experiencia lúdica, pero ahora por medio de las palabras.

Otra concepción de la poesía: me interesa mucho lo sensorial. En la poesía, su material son palabras, y eso significa cuestiones gráficas y cuestiones sintácticas y cuestiones sonoras. Entonces me gusta que pueda trabajarse todo eso en el poema y que pueda explorarse y que todo eso abone al significado y al sentido. Creo que hay un problema de repente en la poesía que se enseña en las escuelas: es muy decimonónico el asunto, la producción sigue siendo muy así, el tono incluso. No estoy diciendo que esté haciendo algo como encontrar el hilo negro en la poesía, no, pero creo que podemos jugar más con ella, y que al jugar también invitamos a los lectores a tener otras experiencias y también otras formas de desarrollarse intelectualmente. Creo que la poesía conjuga esta cuestión intelectual con una cuestión sensorial muy grande y hay que aprovecharla. Más o menos va por ahí.

LUMBRERAS: Y otro aspecto interesante del libro son algunos de los elementos gráficos que se insertan en el texto, porque me parece que ponen en juego esta concepción de la literatura, pero la poesía en particular, como mero texto. Hay aspectos visuales, hay figuras geométricas, hay algunas otras imágenes, sobre todo algunas figuras geométricas, que están ahí como adiciones al texto, pero, ¿esto por qué? ¿Por qué lo incluyes?

Rodolfo Herrera López: Mi tirada es lo estético, y la estética es la relación sensible y afectiva con el mundo. Entonces, lo primero que yo estoy pensando es que la poesía tiene que ser estética. Concibo la estética como una forma de conocimiento de la realidad, como la forma en la que el ser humano se conecta directamente con la realidad que habita. Entonces, pretendo que estéticamente te llame la atención, que, cuando lo veas, ya desde ahí digas ah, caray, aquí está pasando algo, ¿qué está pasando?

Y como estoy con lenguaje, yo pretendo que… si en la poesía el material que tenemos es el lenguaje, hay que explotarlo, y el lenguaje no solamente son las palabras, hay muchos lenguajes. Y como estaba yo pensando en esta idea de lo que es muy racional, muy desde la lógica, decidí acudir a cuestiones utilizadas por la lógica, a series de figuras, que son parte de las series matemáticas pero transformadas a geometría, una que es muy difícil, puse ahí una que está dificilísima de resolver, y todos estos símbolos lógicos, porque quiero eso: combinar el lenguaje, que todo esté como si fuera una sola cosa y todo aporte significado, y que incluso aunque un lector no sepa lo que significan esas cosas, pueda leer el texto sin saber lo que significan esas cosas, y tenga sentido para él, y que si se pone a buscar qué significan, pues tiene más sentido o tiene otros sentidos. Es explotar la materia del lenguaje para que te llame la atención y para que también te genere significado.

‘400 μg’ puede descargarse de manera gratuita en este enlace. Se prevé que este año se realicen algunas presentaciones del libro, potencialmente una en la Feria Nacional de Libro (Fenali) de la BUAP.

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