Transforman la experiencia de vida de una actriz en obra teatral

En plena pandemia de covid-19, la actriz poblana Gina Ságar fue arrestada en China, donde había vivido por largo tiempo, y luego fue deportada de vuelta a México tras permanecer varias semanas en prisión por no cumplir a tiempo un trámite administrativo por medio del cual debía actualizar en su permiso migratorio el giro profesional al que se dedicaba en aquel momento.

“Esa situación le cambió todos los planes de vida que tenía todavía por allá”, recuerda ahora la directora escénica Patricia Madrid, amiga de Gina, en entrevista con LUMBRERAS, “por una situación que, para nosotros los mexicanos, podría ser exagerada, pero en las reglas y en la manera de hacer las cosas en China fue una razón suficiente. Fue algo desafortunado, en la pandemia, y a raíz de eso obviamente de un día a otro le cambió la vida”.

Gina volvió entonces a Puebla, donde se reencontró con Patricia, quien también había vuelto a esta, su ciudad natal, movida por el caos generado por la pandemia y después de una larga estancia en la Ciudad de México.

“Evidentemente, ella regresó con ese peso encima”, relata Patricia en entrevista, “muy desanimada, muy movida, muy afectada por la situación, con la frustración de que le cambiaron los planes. Lo que a mí me surgió fue decirle: ¿por qué no exorcizas eso en escena?, ¿por qué no hacemos algo con eso, lo trabajamos y hacemos algo lindo? Ella accedió”.

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El pasado 8 de octubre, la obra de teatro unipersonal Corazón de mantou tuvo un preestreno en el foro escénico El Nicho, un pequeño espacio dedicado al teatro independiente y gestionado por el dramaturgo Joshua Sánchez, hermano de Gina Ságar y también autor de la obra.

En esta obra, coproducida por las compañías Pasajeros de Caronte y Aurora Teatro, se abordan aspectos biográficos de la historia de la propia Gina: su adolescencia en Puebla, el descubrimiento de su vocación artística, la primera migración hacia la Ciudad de México en busca de su camino como actriz profesional, su viaje a China. Su carácter queda también definido: Gina es una persona enfocada; tiene listas de objetivos que va tachando poco a poco una vez cumplidos, como en una lista de mandados. En algunas escenas más simbólicas de la obra, el alter ego escénico de Gina explica una y otra vez la receta del mantou, un panecillo tradicional cocinado al vapor que en el norte de China suele acompañar prácticamente a cualquier platillo y se come en todo momento. A Gina le fascina el mantou pero no ha logrado cocinarlo bien. Por último, en una serie de escenas intercaladas de corte más bien onírico, la protagonista se prepara para luchar contra un dragón que aparentemente la acecha.

Con un texto de Joshua Sánchez que mezcla lo autobiográfico y lo simbólico; el trabajo actoral de Gina Ságar, que se revela a sí misma con honestidad en un ejercicio de autoficción; y la dirección escénica de Patricia, que presta atención a cada elemento estético, incluida la música original del compositor Aldo Obregón; Corazón de mantou logra ir descubriendo profundas capas de emotividad.

La obra, que se produjo gracias a una beca del Programa de Estímulos a la Innovación, Desarrollo Artístico y Cultural, que otorga el Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla (IMACP), iniciará este sábado 11 de noviembre una temporada que se extenderá por todos los sábados hasta el 9 de diciembre en las instalaciones del foro escénico El Nicho (Daniel Delgadillo 1808, Maestro Federal).

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Además de actriz, dramaturga y directora escénica, Patricia Madrid es facilitadora de las llamadas “constelaciones familiares”, una herramienta terapéutica creada en los años noventa por el terapeuta alemán Bert Hellinger y que la artista escénica ha utilizado en numerosas ocasiones para fortalecer la comprensión de la psique de sus personajes.

“Esta herramienta”, explica Patricia Madrid a esta revista digital, “sirve para acompañar al consultante a mirar o a encontrar cuál es el punto ciego o la dinámica inconsciente que lo tienen en determinada situación. Muchas veces, hay situaciones de nuestra vida que se repiten y se repiten, o que no entendemos y que no tienen una explicación aparente de manera consciente, pero que, cuando trabajamos a través de esta herramienta, nos damos cuenta de que probablemente está siendo leal a algún miembro de su familia o de su sistema familiar, de sus ancestros”.

Siguiendo algunas premisas de la psicoterapia sistémica, las constelaciones familiares buscan llevar al nivel consciente el elemento oculto que está dificultando algún aspecto de la vida del consultante. Para este acercamiento terapéutico, este elemento oculto podría venir de generaciones anteriores al consultante, pues entiende que la familia es un sistema en el que las interacciones pueden tender a repetirse de generación en generación de manera arquetípica.

“Partimos de que todos formamos parte de un sistema”, ahonda la artista escénica Patricia Madrid, “y nuestra familia es un sistema familiar que, así como todos los sistemas, ya sea biológico, social o cualquier otro, se autorregula: cada elemento del sistema ocupa un lugar y tiene una función, un rol. De la misma manera, nosotros, dentro de nuestra familia, ocupamos un lugar y tenemos un rol. Entonces, al modificarse, o al haber algo no visto, lo que sucede es que el resto del sistema está como empujando para que ese síntoma se manifieste y podamos mirarlo”.

Al poder mirar esa dinámica inconsciente que entorpece su vida, el consultante, dice Patricia, puede al fin buscar una solución.

De acuerdo con la directora escénica, también responsable del montaje De ovejas y príncipes en un tren, que estuvo en cartelera a inicios de 2022, las constelaciones familiares pueden ayudar en la creación de una pieza escénica para entender el sistema que los personajes establecen a través de sus interacciones, así como para fortalecer la comprensión de los subtextos.

Para leer la nota de LUMBRERAS sobre ‘De ovejas y príncipes en un tren’, puedes ingresar a este enlace.

Sin embargo, en Corazón de mantou Patricia Madrid dio un paso más allá, pues utilizó las herramientas de las constelaciones familiares para guiar el discurso que tanto ella como Joshua Sánchez y Gina Ságar buscaban emitir con esta obra.

“Estuvimos explorando y haciendo ejercicios que yo estuve guiando a partir de las constelaciones familiares”, explica, “pero también con la finalidad de no solo hablar anecdóticamente de lo que a ella le pasó, sino de encontrar cuál sería el lente o el espíritu de la obra que en conjunto haríamos los tres. Lo que queríamos era que tocara el tema de lo que a Gina le sucedió, pero también que estuviera ficcionado; encontrar un discurso que nos implicara a los tres, que nos importara a los tres y de lo que queríamos decir los tres, así como ficcionar parte de la situación que vivió para tener algo que decir en escena”.

Como parte de estas exploraciones terapéuticas surgieron algunas de las líneas narrativas más simbólicas de la pieza, como la secuencia onírica que se va intercalando a lo largo de toda la obra en la que Gina se enfrenta primero a un enorme dragón que la acecha para luego ir comprendiendo, poco a poco, las intenciones del animal.

Por otro lado, el personaje de Gina en Corazón de mantou busca tener siempre un plan preciso, dividido en puntos por cumplir que se irán tachando en una lista como en la receta de su pan de mantou, así que ver su vida interrumpida por la experiencia de la encarcelación y luego la deportación fue algo sumamente impactante para ella. Pero la experiencia de Gina podría también asemejarse a la de otros que han tenido que enfrentarse a la decepción de ver sus planes arruinarse. En la reciente vivencia de la pandemia de covid-19, muchos podrían contar una historia similar.

“Si de pronto te cambian los planes de un día a otro”, dice al respecto Patricia Madrid, “más allá de si fue por una deportación o por alguna otra pérdida, ¿qué sucede cuando en el momento menos inesperado te cambia todo? Encontramos que había muchos puntos de reencuentro. Ahí estábamos saliendo de la pandemia, que empezaba a ceder. Yo también estaba en la ciudad de Puebla por un tema de haber tenido que regresarme por la pandemia. Entonces, había puntos de encuentro en donde los tres sentíamos que estábamos en un momento donde nuestras situaciones de vida habían cambiado no porque quisiéramos, sino porque así tuvo que ser”.

Al final de cuentas, añade la directora de la obra, la exploración terapéutica ayudó a encontrar cuál era el discurso que se buscaba emitir ante la audiencia para no limitarse solo a la anécdota.

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Aunque Corazón de mantou se basa en la experiencia personal de la actriz Gina Ságar y requirió de un trabajo terapéutico para su creación y montaje, se trata en el fondo de una obra ficcional que se trabajó, en términos escénicos, como cualquier otra obra que estos creadores han producido.

“Al estar trabajando los tres con nuestros temas, con nuestros intereses y con nuestros miedos”, dice la directora del montaje, Patricia Madrid, “pues claro que salen cosas muy personales, muy autobiográficas, podría ser. Sin embargo, siempre tuvimos claro que no queríamos hacer una obra de teatro documental. Queríamos hablar sobre esos temas y partir sí de la experiencia, por ponerle un término, traumática, que vivió nuestra compañera, pero para darle la vuelta y tener una especie de sanación. Esto nos permitió dejarnos fluir con nuestros temas, con nuestras dolencias, al jugarlo también de manera artística y al encontrar estos elementos simbólicos, como los sueños y el dragón al que se enfrenta, lo que nos permitió justo poder llevarlo a la ficción”.

En efecto, las escenas no realistas de Corazón de mantou tienen gran peso en el montaje. Con ellas, el personaje adquiere profundidad hasta volverse entrañable.

“Yo le repetía mucho a Joshua: no hay límites”, recuerda Patricia sobre el proceso de creación de la obra, “ahorita no te pongas a cuestionarte si está exagerado, si es creíble o no es creíble: no hay límites, vamos a encontrar la manera de jugar con el símbolo y con la realidad para poder comunicar lo que queremos”.

Aún en la etapa de exploración, la convocatoria para las becas de innovación artística del IMACP fue publicada, lo que obligó al equipo a apresurar la creación de la obra. Una vez que la versión final del texto estuvo terminada, Patricia pidió a su equipo cerrar la etapa de exploración y continuar con el montaje para resolver todos los aspectos técnicos, escénicos y estéticos que este requería. Uno de ellos fue la música, que el compositor Aldo Obregón creó ex professo para Corazón de mantou. Desde ese momento, los tres integrantes de la creación teatral cerraron el proceso de reflexión personal y asumieron, de nuevo, su papel de creadores escénicos.

“Una vez que terminamos y cerramos esa etapa”, dice Patricia al respecto, “pasamos a la siguiente como lo haríamos con cualquier otro texto y cualquier otra obra: no había, por el dramaturgo pero principalmente por mí como directora, una posibilidad de seguir pensando en qué es lo que nos duele. Más bien fue cerrar esa etapa y darle la vuelta: ahora ya tenemos el texto, vamos a trabajar con esto y voy a dirigir el montaje como con cualquier otro”.

El resultado es este: Corazón de mantou es una entrañable obra de teatro unipersonal basada en la experiencia personal de la actriz Gina Ságar para reflexionar sobre un pasaje vital con el que muchos se podrán identificar: ¿qué pasa cuando tu vida se ve interrumpida por una catástrofe que estuvo fuera de tu control?, ¿cómo seguir adelante y replantear las metas?, ¿para qué? Las preguntas que la obra plantea sobrepasan la experiencia personal e interpelan al público de manera directa y profunda pero tierna y amorosa.

Para adquirir entradas para alguna de las funciones de la temporada de Corazón de mantou, puedes ponerte en contacto con las redes sociales del foro escénico El Nicho.