Verónica Méndez, bordadora de las capas del carnaval

Ella es Verónica Méndez Hernández, una de las mujeres que preservan y practican la técnica de bordado con lentejuelas y chaquiras que se utiliza para las capas que los huehues de distintos barrios de Puebla portan durante las actividades del carnaval.

Dos de sus piezas, un gran capa que tiene imágenes de sus propios nietos y un faldón al estilo de la china poblana con el escudo nacional bordado por unas 12 mil lentejuelas y chaquiras, se encuentran expuestas en la Galería del Palacio Municipal como parte de la exposición “Huehues: cinco barrios poblanos”, organizada por el Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla y que podrá verse hasta el 20 de marzo.

Te invitamos a la ver la galería de imágenes de LUMBRERAS sobre la exposición “Huehues: cinco barrios poblanos” dando clic a este enlace.

“Cada quien plasma en la capa lo que quiera representar”, responde Verónica a LUMBRERAS cuando se le pregunta sobre el significado de las imágenes de su capa. “Aquí, por ejemplo, en este caso, mi esposo usa la capa, y él quiso plasmar las figuras de sus nietos, como herencia del carnaval”.

La artesana del barrio de El Alto cuenta que se inició en la técnica del bordado en su juventud, cuando uno de sus amigos tenía la urgencia de terminar su capa, en la víspera del carnaval, a la que le faltaba el bordado de unas letras. A Verónica siempre le gustaron las manualidades y las reparaciones, así que, sin conocimientos previos sobre el bordado, se ofreció a ayudar.

Verónica Méndez Hernández. Foto: Josué Cantorán

“Lo importante era perder el miedo”, cuenta, “pero lo inicié, y si quedaba mal no había problema, porque lo estaba haciendo gratis, y además era una urgencia de los jóvenes para que quedara su capa”.

Así, Verónica se decidió a aprender la técnica y actualmente la domina con maestría: dice que, a pesar de que en los últimos veinte años las técnicas y materiales han ido variando y mejorando, no hay figura ni forma que no pueda representar con sus lentejuelas, chaquiras e hilos transparentes.

La capa que contiene a sus propios nietos, por ejemplo, tiene 16 mil lentejuelas y el mismo número de chaquiras. Ese trabajo, si se le dedican unas cuatro horas diarias, cinco días a la semana, puede terminarse en unos tres meses. “Si nos comprometemos a por lo menos unas ocho horas diarias”, calcula la bordadora, “yo creo que en un mes lo terminamos”. La falda amarilla, en la que participaron cuatro personas, entre ellas Verónica, se terminó en un mes con más de 18 mil lentejuelas.

Los materiales y los procesos, recuerda Verónica, han ido mejorando desde que se inició en el bordado. En sus inicios, debía llevar la manta que se transformaría en capa con un dibujante que pudiera plasmar la figura que deseaba bordar; ahora, sin embargo, la imagen puede ser impresa directamente sobre la tela. En cuanto a los materiales, ahora existen lentejuelas cromadas y holográficas que dan texturas agradables al bordado —que incluso, por la noche, provocan destellos de luz que lucen muy vistosos— e hilos de nailon transparentes que sustituyeron a los de algodón.

El carnaval, un punto de reunión

Para los habitantes originarios del barrio de El Alto, el día del carnaval significa la fecha en la que todos, incluso los que han tenido migrar fuera de él, se reúnen para volver a verse.

“Es grande la migración de gente que hemos tenido”, explica Verónica. “La verdad, el barrio en estos años ya cuenta con solo 30 por ciento de sus habitantes. Esta festividad es una de las más importantes del barrio y es la que la gente, año con año, espera. Es cuando nos reunimos los que vivimos ahí durante años. En estas fechas nos volvemos a encontrar. Esa es la parte significativa”.

Cada barrio o región en la que el ritual de los huehues del carnaval persiste tiene sus propios simbolismos o representa cosas distintas. En El Alto, uno de los barrios originarios de la ciudad de Puebla, se recuerda el mestizaje ocurrido durante la fundación de la ciudad.

El escudo nacional tiene 12 mil lentejuelas, y hay unas 6 mil más en una flor bordada en la parte posterior. Foto: Josué Cantorán

Se dice que cuando los españoles fundaron la ciudad, en el siglo XVI, los pobladores originarios provenientes de ciudades como Cholula, Tlaxcala y Zacapoaxtla se asentaron en este barrio para trabajar como constructores de las edificaciones de esta ciudad criolla. “Cada quien viene con sus propias actividades culturales”, explica Verónica, por lo que el carnaval representa el sincretismo de estos tres orígenes indígenas de Puebla.

Además de esto, al llevarse a cabo el domingo previo al miércoles de ceniza, el carnaval marca la preparación para la cuaresma y la purificación del espacio.

“Estas danzas representan la purificación del espacio”, explica la artesana del bordado, “ya que antes hasta para parir un hijo se llamaba a los danzantes para que purificaran el espacio. Nosotros lo hacíamos para purificar el espacio y dar la bienvenida a la cuaresma”.

El arte popular a la galería

Por su privilegiada ubicación, justo frente al zócalo de la ciudad, la Galería del Palacio Municipal es uno de los espacios de exhibición artística más importantes de Puebla. Como en todo espacio dedicado a estas actividades, esta galería ha privilegiado tradicionalmente la exhibición de obras realizadas en las técnicas usualmente consideradas como artísticas, como la pintura, la fotografía, o el arte conceptual incluso.

Por ello, la entrada a este sitio de piezas realizadas por artesanos de los barrios populares de la ciudad, en técnicas que muchas veces son consideradas menores, significa un triunfo para sus ejecutantes.

“Para mí”, dice Verónica, “significa que la labor que he hecho, y que hemos hecho en compañía de todos los representantes, está empezando a ser valorada. De alguna manera, esto también es artesanía: desde la escultura de máscaras, de sombreros, el pintado de plumas, todo es una artesanía y ha servido para una derrama económica a favor de mucha gente. Con el simple hecho de darnos el espacio, con eso estamos más que pagados, porque para nosotros es como un agradecimiento a todo lo que hemos estado luchando durante muchos años”.

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