Cinco historias que ocurrieron en el barrio de Xonaca, cerca del centro histórico de Puebla, son la inspiración del montaje teatral dedicado al público infantil El ropero xonaquero, que se estrenará este sábado 16 de julio en el Centro de Bienestar Social de Xonaca (22 Oriente 2005, Xonaca).
Cada función de este montaje teatral, dirigido por Francisco Vidal, presentará de manera variable tres de estas cinco historias, de veinte minutos cada una, con lo que el público podrá completar la experiencia acudiendo más de una vez a ver la obra.
El ropero xonaquero, cuyo objetivo es alentar la memoria histórica de los habitantes de Xonaca sobre su propia comunidad, en especial entre los más jóvenes, está inspirado en acontecimientos que ocurrieron en el barrio en generaciones pasadas. “El monstruo de Xonaca”, la primera de estas historias, por ejemplo, se centra en la vida del pintor michoacano Faustino Salazar, que se avecindó en Xonaca cuando llegó a vivir a la ciudad de Puebla.
“Llevo viviendo en el barrio ocho años”, cuenta el director teatral Francisco Vidal en entrevista con LUMBRERAS, “y he conocido algunas cosas. Por eso nació la inquietud, en un primer proyecto, de investigar qué tipo de personajes vivían en ciertas casas o qué tipo de cosas pasaban en ciertos lugares. Hicimos un compilado de fotografías y entrevistas a seis personas del barrio, entre ellos una pareja, y después de ese proyecto decidí hacer otro pero para niños”.
Del mismo modo, la segunda historia de El ropero xonaquero se centra en el hallazgo, dentro del barrio, de fusiles y otras armas de fuego que fueron utilizadas en la histórica batalla del 5 de mayo, mientras que en la tercera, “Temporada de carnaval”, se sigue a una pareja de jóvenes enamorados que pertenecen a distintas clases sociales pero encuentran afinidad por su compartido gusto por el carnaval de huehues, típico del barrio de Xonaca.
Las historias se desarrollan en escena gracias al trabajo actoral de Analú Mendoza, Roberto Rojas y Jacob Arroyo, quienes personifican cargadores que trasladan un ropero y se detienen por momentos a charlar y contar las historias de este, uno de los barrios más antiguos de la capital poblana.
“Se llama El ropero xonaquero”, cuenta el director del montaje, “porque escogí un espacio de desarrollo del juego un ropero. Cuando era niño me metía al ropero de mi mamá a jugar y encontraba fotos, imágenes, prendas de ropa, que obviamente era ropa que llevaba mucho tiempo ahí y de la que me hacía preguntas. Decidí que este fuera el motivo desde el cual se cuentan las historias”.
Las dos historias restantes del montaje, escrito por Rafael P. de la Cruz, se centran en los perros del barrio y en un personaje femenino de trascendencia para el lugar.
La obra se presentará en estreno en el foro teatral del Centro de Bienestar Social de Xonaca y después tendrá funciones —con fechas aún por confirmar— en el mercado del barrio y en el foro cultural independiente enfocado a la lectura conocido como El callejón del gañán.
“Otros de nuestros objetivos”, añade al respecto Francisco, “es contar las historias para las nuevas generaciones. Cuando creces, se te olvidan muchas cosas, por lo que recordar que estas historias se dieron dentro del barrio, incluso cuando algunos adultos ya no las conocen, es un rescate histórico”.
Esto, afirma el artista escénico, permite fortalecer la identidad y el respeto por las raíces de los integrantes de la comunidad de Xonaca.
“Al final”, explica Franciso, “si la gente decide emigrar del barrio, como es normal, nuestro objetivo es que se acuerde de ese lugar y que eso le sirva para que valore su historia. Algunos quizá se vayan al extranjero, pero podrán recordar que donde nacieron ocurrieron esas historias, que existieron estos personajes del barrio, y que eso les ayude a crear y a ser mejores personas”.
Otra de las intenciones de El ropero xonaquero, proyecto que fue beneficiario de la beca PECDA, es consolidarse como un montaje teatral local, con referentes próximos que los habitantes del barrio conozcan de primera mano, para generar una tradición que los aliente a acudir al teatro cada año para volver a verlo.
“También buscamos generar una especie de tradición dentro del barrio”, dice el director. “En el grupo necesitamos tener repertorio para que el público regrese a verte. Uno de nuestros objetivos es que El ropero xonaquero permanezca en el barrio para que la gente de la ciudad venga y conozca qué sucede aquí”.
El ropero xonaquero cuenta con la producción de David Ramírez, la difusión de Karla Ibarra y la música original de Jacob Arroyo.