Documentan la labor de una red de bibliotecas ciudadanas

En distintos puntos de la ciudad de Puebla, y alguno más fuera de ella, varias jóvenes mujeres han construido en sus casas, en sus cocheras, o en algún predio que encontraron disponible o que alguien les prestó, bibliotecas especializadas en literatura infantil y juvenil. Algún día de la semana, estos espacios se abren al público y los niños, niñas y adolescentes de la zona llegan, descubren las historias que contienen los libros y participan de juegos y actividades diversas que las gestoras de las bibliotecas preparan para ellos.

Estas mujeres forman parte de la Red de Bibliotecas Ciudadanas Infantiles (Rebici), una colectiva anarcopunk, feminista y autogestiva cuyo trabajo ha sido registrado en la serie documental Bibliotecas ciudadanas: agentes de paz, realizado por la productora audiovisual Veinte.20 Comunicación Solidaria con financiamiento de la Universidad Iberoamericana Puebla.

Esta serie, que consta hasta ahora de tres episodios de entre quince y veinte minutos, sigue a Ana Ramírez, de El Callejón del Gañán; Mere Rivera, de La Quimera, Rosario Ramírez, de Yolotl; Sofía Zempoaltecatl, de la biblioteca Camino Rojo, y Reneé Vélez, del punto de lectura Apapacho.

Según contaron algunas de sus integrantes en una charla que se llevó a cabo al finalizar la primera proyección de la serie, en el auditorio de la Alianza Francesa de Puebla, la Rebici nació luego de que un grupo de mediadoras de lectura, originalmente integrantes de la asociación Consejo Puebla de Lectura, participaran de la beca “Iberbibliotecas”, que les permitió gestar sus proyectos propios.

Cada una de ellas fue integrando el acervo de literatura infantil y juvenil que contienen sus espacios, en parte con donaciones, intercambios, recursos públicos o privados obtenidos por medio de participaciones en becas o concursos, o bien, en la mayoría de los casos, con sus recursos propios.

La labor de estos cinco espacios, ubicados en algunas zonas que se consideran de alta incidencia delictiva, no termina en la apertura al público de su acervo bibliográfico. En cada uno de estos espacios se realizan actividades gratuitas de mediación de lectura, charlas, actividades culturales o científicas y activaciones físicas.

Contrario a lo que muchos padres de familia suponen cuando se acercan a estos espacios —que se trata de lugares donde sus hijos serán cuidados, alfabetizados o recibirán regularizaciones de sus cursos escolares—, las bibliotecas ciudadanas de la Rebici pretenden fomentar el juego, la imaginación, el pensamiento crítico y el sentido de comunidad. 

El trabajo de gestión cultural, que no tiene remuneración de por medio, en espacios complejos de la ciudad, ha permitido a estas mediadoras participar de los procesos comunitarios de los barrios donde se ubican.

Según puede verse en los episodios de la serie Bibliotecas ciudadanas: agentes de paz, estas bibliotecas no solo funcionan como foros culturales, sino como espacios de encuentro, por lo que en su día a día, ahí se reflexiona sobre los derechos culturales, sobre la ausencia del Estado en asuntos que deberían estar cubiertos por él y sobre la reducida oferta cultural disponible en sus zonas de trabajo.

Todo lo anterior, según explicó Mere Rivera, vocera de la Rebici, durante la presentación de la serie documental, ha obligado a sus integrantes a transitar de la figura de mediadoras de lectura hacia la de gestoras culturales comunitarias, lo que significa que han debido capacitarse y profesionalizarse para no solo dirigir actividades centradas en lo literario, sino todos los asuntos administrativos, logísticos, prácticos y económicos que el sostén de sus espacios demanda.

No obstante, para estas mediadoras es importante que sus espacios, pese a que ya no se limitan a la mediación de lectura, sigan siendo identificados como “bibliotecas comunitarias”, debido a la importancia que esta actividad tuvo para su gestación y crecimiento.

Cada una de estas bibliotecas, continuó la gestora y mediadora de lectura Mere Rivera, tiene una especialidad que las distingue: La Quimera, por ejemplo, ubicada en la colonia Los Héroes de Puebla, alberga una amplia y diversa colección de literatura infantil y juvenil. No hay dejar engañarse por ese membrete, advirtió Mere, pues algunos de estos títulos, pese a estar dirigidos para el público más joven, son literatura “densa”.

El Callejón del Gañán, espacio de literatura ubicado en Xonaca, destaca por su parte por la realización de actividades deportivas vinculadas con la mediación de lectura, mientras que en Camino Rojo, en la colonia Constitución, existe un importante enfoque hacia la educación ambiental.

Apapacho, en el municipio de San José Chiapa, es la única biblioteca de la Rebici que no se encuentra en la ciudad de Puebla. Ahí, se privilegian, como eje de su gestión, el ejercicio de los derechos culturales de las niños y los niños.

La proyección de la serie documental a punto de iniciar. Foto: Josué Cantorán

La serie documental

Si bien el trabajo de las integrantes de la Rebici es arduo y significativo, también es discreto y suele pasar desapercibido de los reflectores y los encabezados. Es por ello que Mariana Quechotl y Belegui Enríquez, fundadoras de Veinte.20 Comunicación Solidaria y codirectoras y coproductoras de Bibliotecas ciudadanas: agentes de paz, quisieron sumar a la visibilización de su labor.

“Tenemos la intención de seguir este tipo de proyectos”, dice Mariana Quechotl en entrevista con LUMBRERAS, “como la Rebici y muchos otros, que se gestan desde la ciudadanía y que tienen en común el regresar algo a la comunidad , accionar, abrir las puertas de sus espacios y de sus conocimientos a las demás personas”.

Después de que Mere Rivera colaborara con Veinte.20 Comunicación Solidaria en una actividad de mediación de lectura en la comunidad de Ecatlán, Jonotla, y al atestiguar su labor en campo, Mariana y Belegui decidieron prestar sus conocimientos audiovisuales para apoyar a la Rebici.

“Mas allá de romantizar lo que se hace”, finaliza Mariana, “que es un trabajo muy difícil el que hacen, sin un sueldo, sin apoyo de ninguna institución en sus espacios, con libros que en su mayoría han comprado con su dinero, el objetivo es que se pueda visibilizar y que tengan otros tipo de apoyos”.

La emotiva serie documental se compone de testimonios de todas las integrantes de la Rebici y de niños y niñas que son usuarios de las bibliotecas, material grabado de las actividades en cada uno de los espacios.

Bibliotecas ciudadanas: agentes de paz se proyectará en abril, en una fecha aún por definir, en la Cinemateca Luis Buñuel. Para estar al tanto de próximas proyecciones, puedes seguir las redes sociales de Veinte.20 Comunicación Solidaria y de la Rebici.

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