Alf Bojórquez cierra su juventud con la novela ‘Pepitas de calabaza’

Con la novela Pepitas de calabaza (2023), publicada recientemente por la editorial Fondo Blanco, la escritora Alf Bojórquez busca narrar su propia juventud, ficcionalizándola, para cerrar así aquella etapa de su vida con una pieza literaria ligera, juvenil, de lectura sencilla y cercana a las llamadas chick flicks.

“Lo juvenil, como tal”, explica Alf Bojórquez en entrevista con LUMBRERAS, “me parece un poco como la disidencia sexual, como la disidencia política: hay algo que nunca termina de ser, que no es, que no cierra por completo, en la experiencia juvenil. Eso y que también estoy envejeciendo. La novela tiene mucha nostalgia también. Siento que esos momentos de mis veintes ya no existen, y para mí había algo glorioso en no saber quién eres, en buscar tu lugar en el mundo y tener estas experiencias súper torpes como fumar mota por primera vez”.

La novela Pepitas de calabaza, que se presentó la semana pasada en Puebla en el foro cultural Karuzo, donde Alf Bojórquez charló con esta revista digital, narra la historia de Paco, un joven que vive en la ciudad de Mérida y estudia literatura en una universidad privada. Tan pronto ve a Raquel, la estudiante de la facultad contigua que participa en protestas y acude a tocadas de punk, Paco se enamora de ella y busca cualquier medio para conocerla. La novela va relatando, con lenguaje fluido, el apasionado romance que nace entre ellos.

Alf Bojórquez y su novela ‘Pepitas de calabaza. Foto: Josué Cantorán

“Yo quería hacer un chick flick”, cuenta la escritora sobre su novela de carácter juvenil. “Para mí, es una novela chick flick como para un adolescente mariguano, que tiene tatuajes y echa desmadre. Digamos que, para mí, no es muy lejana a cosas como Heartstopper, como una experiencia de gente muy frágil que está descubriendo quién es”.

Alf, que se formó en la literatura al igual que su protagonista, relata que se basó en experiencias propias y de sus amigos más cercanos para construir los personajes y situaciones presentadas en Pepitas de calabaza. Para ella, que creció en Mérida y habita actualmente en la Ciudad de México, resultaba importante situar la historia de su primera novela en la península donde vivió en su juventud.

“El proyecto de escritura de esta novela”, dice la escritora, “era contar un relato amoroso juvenil, no la gran novela que cambiara el mundo, por decirlo así, y que sucediera en una ciudad con las condiciones y particularidades del sureste, y Mérida en concreto, como la gentrificación, el colonialismo, que no es tema central, pero digamos que es el fondo de la novela”.

Aunque el tema central de Pepitas de calabaza es el romance juvenil entre Paco y Raquel, a quienes unen ciertos intereses en común pero separan temperamentos opuestos y cosmovisiones disímiles, la novela también cubre algunos temas sociales y políticos que se viven actualmente en Mérida, aunque sean solo para ambientar la historia.

La historia de la novela juvenil se sitúa en Mérida. Foto: Josué Cantorán

Por ello, Alf decidió que Paco, su protagonista, fuese hijo de un terrateniente fallecido dedicado ahora a vender sus terrenos en pequeños lotes, ocupación que en la península se conoce coloquialmente como “chiquiloteros”, gente que, explica la escritora, “se dedica a vender lotes chiquitos”.

Ello, ahonda la también música e integrante de diversos proyectos musicales, le permitía hacer la fotografía de este momento histórico en Yucatán: el que, gracias a la popularidad que goza el estado como destino turístico internacional, permite la reventa de tierras y agudiza fenómenos como la especulación inmobiliaria, la gentrificación y la turistificación, afectando el tejido social de los locales.

“A mí me interesaba hacer una crítica al patriarcado y al colonialismo”, dice Alf Bojórquez en entrevista, “no desde un panfleto, sino desde contar un relato en el que el protagonista se dedica a vender terrenos, pero a la vez te va cayendo bien. No es el villano capitalista, el puerco capitalista del panfleto antiguo”.

Por otro lado, ubicar la historia de Pepitas de calabaza en Mérida era otro factor importante para Alf, pues esto no solo le permitía narrar experiencias similares a las propias, sino situar el relato en una “periferia” poco usual en la literatura producida en México, acto que la autora también considera político, pues se contrapone a un estilo de la ficción moderna donde la historia parece no estar situada en lugar conocido alguno y pareciera que pudiera ocurrir en cualquier punto del mundo.

La escritora en su presentación en el foro Karuzo. Foto: Josué Cantorán

“Para mí siempre ha sido importante descentralizar”, dice al respecto Alf Bojórquez a esta revista digital. “(…) Sí se me hace importante que quienes tenemos vínculos u origen en periferias hablemos de esas periferias, por decirlo muy rápido, porque normalmente el escritor es esta figura que suele ser masculina, burguesa, blanca, situada en un punto cero, que escribe como desde el cielo. Hay una idea de la novela moderna de no situar, no entrar en contextos específicos y concretos. Para mí, esto tiene que ver con una idea de que la literatura es universal y que los atributos específicos de cada persona y de cada lugar no son tan importantes”.

Pese a lo anterior, Pepitas de calabaza no deja de lado su carácter juvenil, por lo que también explora eventos comunes de la vivencia universitaria, como la primera relación amorosa, las fiestas, las tocadas de rock y el primer consumo de sustancias psicotrópicas. Todo esto se encuentra aderezado con otro aspecto importante en la trama de la novela: la música. En numerosas escenas aparecen letras de canciones, algunas populares y otras más oscuras, mismas que están enlistadas en una lista de reproducción al final del libro, con la intención de que complementen la experiencia de lectura.

“Yo he hecho música toda la vida”, finaliza Alf Bojórquez, “y trabajo con sonido, no solo con música, con radio y muchas formas que tienen que ver con lo sonoro. La novela va bastante apegada (…) Es un elemento central de la novela. Yo diría que es una novela radiofónica”.

La novela Pepitas de calabaza puede conseguirse en el foro cultural Karuzo (11 Oriente 208, Centro) o bien contactando a la autora por medio de sus redes sociales.

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