Artista mantiene y actualiza la tradición del exvoto

El pintor Emmanuel Espintla abrió este fin de semana la exposición “Exvotos poblanos” en el Museo Casa del Mendrugo (4 Sur 304, Centro), integrada por unos quince cuadros de pequeño formato con los que el artista continúa y actualiza, a la vez, la tradición religiosa del género pictórico del exvoto.

Este género artístico, llegado a México en el siglo XVI, consiste en plasmar en un cuadro pequeño la ocurrencia de un milagro. En la tradición católica, el resultado se ofrenda a la divinidad o al santo que intervino en la concreción del deseo del feligrés. Desde el siglo XIX, al menos, los exvotos han incluido un texto, o cartela, donde se explica el milagro con un tono, a veces, humorístico.

El artista escénico y plástico Emmanuel Espintla pintó su primer exvoto en 2004 en el marco de la conmemoración del bicentenario del templo de la virgen del Rosario, en su natal Tehuixtla, Morelos, en cuyos festejos estuvo involucrado el artista. El templo, cuenta Espintla, tenía entonces pocas pinturas, así que se decidió a contribuir con una.

“Yo pinté un exvoto”, cuenta el artista en entrevista con LUMBRERAS, “en agradecimiento a un gran milagro que me concedió la virgen del Rosario de mi comunidad, porque cumplía doscientos años de haber hecho un milagro y de haber salvado al pueblo. Por ese milagro, cada año se le celebra una fiesta, y en agradecimiento yo no tenía nada que darle más que hacerle un exvoto”.

Desde entonces, entre sus actividades en el teatro y el desarrollo de otros temas y formatos en su trabajo plástico, Emmanuel pintaba cada tanto un exvoto, inspirado en las historias que le contaban sus amigos y familiares. Aunque a lo largo del tiempo la colección de exvotos crecía, esta permanecía guardada en los archivos personales del artista.

“Lo guardaba como algo personal”, explica el pintor al respecto, “porque me gusta ser muy respetuoso de las creencias e ideologías de todas las personas, y a veces la manifestación de tu fe puede ofender a algunas personas. Los guardé hasta que se vino la pandemia y fue un parteaguas, porque gracias a Dios a mi familia no la tocó la enfermedad, pero alrededor nuestro sí fallecieron varias personas”.

Cuando en marzo de 2020 la pandemia de covid-19 tomó por sorpresa a México, Emmanuel Espintla trabajaba en una obra de teatro en la que había invertido todos sus recursos. Apenas con tres funciones, incluido el estreno, los foros escénicos tuvieron que cerrar sus puertas al público.

“Yo estaba muy angustiado”, cuenta Emmanuel en entrevista, “porque me dedicaba al teatro por completo. Le invertí todos mis recursos y capital a una obra de teatro, y solo pudimos hacer el estreno, dar dos funciones. Yo tenía la necesidad de decir cosas y lo hice a través de los exvotos”.

El pintor se propuso entonces cambiar la narrativa y, en medio de la incertidumbre y la angustia en la que la humanidad se sumía, Emmanuel decidió dar homenaje a los milagros cotidianos, aquellos que ocurren a la vista de todos pero que pasan desapercibidos.

“Lo que yo hago”, dice Emmanuel, “únicamente es tratar de enaltecer los milagros, que pueden ser cotidianos y que dejamos pasar de largo. Esto fue a raíz de la pandemia: descubrí que tener un cielo con aves que estén cantando ya es un milagro, ver a las flores florecer, poder respirar el aire y ver a las personas a la cara”.

Tradición y quiebre

El género del exvoto comenzó a ganar notoriedad nuevamente hace quizá un par de años, cuando algunos ejemplos chuscos irrumpieron en las redes sociales y se hicieron virales. El aspecto humorístico que los exvotos mexicanos contienen al menos desde el siglo XIX es uno de los aspectos de la tradición que Emmanuel Espintla se propuso conservar en su propia producción de estas piezas.

“Los exvotos mexicanos”, explica el artista a esta revista digital, “desde el siglo XIX guardan esta gracia y colorido. Eso los caracteriza de otras manifestaciones artísticas. Mi contribución al arte contemporáneo con los exvotos es solo ser continuador de una tradición que estaba ahí y que no hay muchos que lo estén haciendo ya”.

En su libro Por un favor recibido, el crítico e investigador de arte Raúl Cano sostiene que en México hay en activo unos quince pintores de exvotos, algunos de ellos en Puebla, como Flor Palomares y Gonzalo Palacios.

Aunque Emmanuel Espintla ha mantenido algunas características tradicionales del exvoto en su producción, como su carácter devocional y satírico, ha buscado también ofrecer algunas aportaciones propias, como pintar de fondo templos o edificios reconocibles —en este caso de Puebla— o firmar las piezas.

“Estuve viviendo muchos años en Puebla”, narra en entrevista durante su inauguración, “y desde entonces fui pintando algunas piezas. Otras más son de este año o del pasado. Siempre pienso en Puebla cuando pinto exvotos porque me encanta su gastronomía, su cultura, su patrimonio edificado, su patrimonio de pintura y de escultura y, por supuesto, sus exvotos. Yo le debía a Puebla esta exposición”.

Su colección de exvotos, que ya va por el centenar de piezas, ha sido bien recibida y le ha permitido a Espintla exponer en distintos puntos de Europa y ganar notoriedad como artista plástico. Por ello, sacarlos a la luz después de ser un proyecto personal ha valido la pena.

“Fue una liberación”, concluye el artista, “porque fueron muy bien recibidos. La primera vez que expuse en Europa me decían que no pintara arte sacro porque a la gente ya no le interesa mucho. Yo me quedé con eso pero a mí me gustan mucho los angelitos cachetones de Tonantzintla, disfruto pintarlos. Cuando ven que son dedicados a santos, y que tienen esta gracia naif del dibujo suelto, me han abierto muchas puertas, al grado que tuvimos una gira internacional con esta colección”.

La exposición “Exvotos poblanos” estará en el Museo Casa del Mendrugo hasta el 6 de octubre.