Cada año hay más y mejor producción cinematográfica en América Latina: países que hace apenas pocos años producían solo unas cuantas películas al año, como Guatemala, tienen ahora circuitos cinematográficos más sólidos. En términos estéticos, además, se ha superado ese abismo que había entre el cine más comercial, de fórmulas probadas, y el cine de autor más contemplativo y hasta hostil hacia el gran público.
“Se han empezado a abrir a diferentes esquemas”, explica Damián Cano al respecto. “Ya no son tan extremos, hay matices entre ellas, y eso da una riqueza enorme. Hay una búsqueda de nuevos lenguajes, de salir de la dictadura de la narrativa o de la anécdota. El cine no está hecho para contar historias, así no nació, nació como una forma de expresión”.
Damián Cano sabe de ello: es director artístico del Festival Ternium de Cine Latinoamericano, que desde sus inicios, hace doce ediciones (aunque en Puebla van apenas por la séptima), ha curado y proyectado una selección de las mejores películas latinoamericanas de cada año, procurando que haya variedad geográfica y genérica.
Algunas de las películas que han pasado por Ternium, como El abrazo de la serpiente (2015), del colombiano Ciro Guerra, y las argentinas El secreto de sus ojos (2009) y Relatos salvajes (2014), se alzaron con todo hasta alcanzar nominaciones al premio Óscar. Otras, mientras tanto, lograron recibir buenos comentarios de crítica, circular en festivales y hasta catapultar la carrera de sus realizadores, como ocurrió con Ixcanul (2015), del guatemalteco Jayro Escalante.
Sin embargo, otras películas no han cobrado tanta suerte y se han perdido en las complejidades de la distribución cinematográfica. Que alguna plataforma digital las compre no garantiza su éxito, porque, como a veces ocurre, los enormes catálogos de las plataformas más grandes se convierten en laberintos que carecen de guía.
“Es muy complicado”, explica Damián Cano en entrevista con LUMBRERAS, “porque desgraciadamente las plataformas, cuando van creciendo, aunque algunas tienen un aspecto ya muy definido, como MUBI, sobre su corte curatorial y su marca, pero las más grandes tienden a ser misceláneas, quieren asegurar su primera obligación, que es el retorno de inversión. Incluso, un fenómeno que he estado viendo es que las películas latinoamericanas o habladas en español que tienen son las que tienden a parecerse más a las estadounidenses”.
Si bien las grandes inversiones que hacen plataformas como Netflix para producir material audiovisual original en países como México permite fortalecer al gremio cinematográfico y emplear a realizadores, actores y técnicos, el corte de su producción sigue estando limitado, en lo general, a aquello que sus algoritmos les predicen que tendrá éxitos numéricos.
“Es muy complejo que una plataforma grande”, explica el director artístico del festival, “le apueste a una película como Clara sola (de la realizadora costarricense Nathalie Álvarez Mesén), una película increíble, mi favorita de la curaduría de este año, una ópera prima que aborda un mundo muy femenino que, para mí, recurre a la herencia del realismo mágico latinoamericano, ya que hay elementos fantásticos dentro de la película, muy bien manejados, pero al mismo tiempo incrustados en este asunto de una mujer en sus cuarenta que tiene un problema de discapacidad mental”.
Por ello, continúa el director artístico, la misión del Festival Ternium de Cine Latinoamericano es servir como una guía que permita al espectador, después de una preselección hecha a mano, revisar lo mejor que se ha hecho en la región en el último par de años.
“Esa misión la cumple y ha cumplido el Festival Ternium”, dice. “Ser esa guía es un trabajo fuerte. Vemos alrededor de ochenta películas al año, las que van saliendo, y cumple esa función de que esa película que quizá no va a poder estrenarse comercialmente, y quizá tampoco llegará a plataformas, sí puedan verla los públicos”.
La selección de este año
Para este año, en su séptima edición en Puebla, el Festival Ternium ofrecerá una selección, realizada por Damián Cano, José Luis Solís y Guillermo Goldsmith, de diez películas que se mostrarán en tres sedes durante este fin de semana (del viernes 13 al domingo 15 de mayo): el Museo Amparo, el Complejo Cultural Universitario de la BUAP y el zócalo de Xoxtla.
La curaduría de este año incluye una buena variedad de temas, géneros y orígenes: desde la película uruguaya de terror Al morir la matinée (2020), un documental mexicano titulado Comala (2021), la cinta costarricense de estilo contemplativo Cara sola, y otras que abordan temas políticos, como la chilena Inmersión (2019), la argentina La odisea de los Giles (2019) y la brasileña Bacurau: tierra de nadie (2019).
La única cinta animada que se proyectará este año, Metegol (2013), fue parte de una selección previa y resultó elegida para la proyección comunitaria en el zócalo de Xoxtla, municipio donde se encuentra una planta de la compañía siderúrgica Ternium, que auspicia el evento a través de la fundación Proa.
“El parámetro que siempre ha estado y estará”, explica Damián Cano a LUMBRERAS sobre el proceso de selección, “es que queremos tener lo mejor del cine latinoamericano del año pasado y del que está corriendo. Es nuestra meta como curaduría. La otra variable es que esas películas estén premiadas o hayan sido seleccionadas en festivales importantes. De ahí partimos y empezamos a revisar películas, que varía mucho año con año”.
Después, continúa el también realizador —cuyos cortometrajes Cuerpo que flota (2015) y Los derribados (2011) están disponibles de manera gratuita en la plataforma FilmIn Latino—, se hace una selección más fina para representar a distintos países y géneros cinematográficos, así como abarcar películas realizadas con narrativas más convencionales, otras con herramientas más experimentales, y, claro, sin dejar de lado los documentales.
“Efectivamente”, dice, “tenemos películas que van más hacia un público más acostumbrado o acondicionado, al espectador promedio que va al cine comercial, acostumbrado a una narrativa convencional, aquella que cuenta una historia completa y tiene una estructura de planteamiento, desarrollo, nudo y clímax, donde la historia se acaba y está muy clara. Pero, como el cine es mucho más que eso, entonces hacemos también una invitación, un guiño, a ver otros tipos de películas”.
Entre las cintas del primer tipo se encuentra Pseudo, un thriller boliviano que sigue a un taxista que, desesperado por escapar de la miseria, roba la identidad de uno de sus pasajeros sin saber que se trata de un militante político extremista en medio de una misión terrorista.
“Luego”, sigue Damián, uno de los curadores de esta selección, “vemos lo que hacen los autores latinoamericanos, lo que es posible hacer con recursos limitados y una intención creativa de no ser narrativamente tan convencional. Tenemos esos dos bloques y empezamos a jugar”.
Un ejemplo de este otro tipo de cine sería la película Bacurau: tierra de nadie (2019), de los brasileños Juliano Dornelles y Kleber Mendoca Filho, que aborda el doloroso tema del exterminio que han sufrido pueblos originarios de América Latina a manos de diversos agentes de poder.
Al final, la selección del Festival Ternium permite tener un panorama extenso de la producción cinematográfica de América Latina de los últimos años.
“La idea es”, dice Damián, “que si tú puedes ver la mayoría de las películas, o todas, que cada vez pasa más, en las tres sedes hay gente que las ve todas (…), tengas un panorama completo, geográfico y a nivel de lo mejor de la producción, un panorama de diferentes visiones narrativas y estéticas del cine latinoamericano”.
En el caso de las dos funciones que tendrá el documental Comala (2021), el sábado a las 19 horas en el CCU y el domingo a las 17 en el Museo Amparo, estará presente su director, Gian Cassini, y un miembro del elenco aún no revelado, con la finalidad de que se abran diálogos que permitan amplificar la experiencia cinematográfica. El documental habla sobre la búsqueda que un hijo hace de su padre, a quien conoció poco y que falleció asesinado en un conflicto del crimen organizado.
Para la proyección de la cinta de terror Al morir la matinée (2020) también se prevé algo especial: esta se llevará a cabo en la terraza del Museo Amparo (y no en el auditorio, como se hará con el resto de la selección), para que el entorno, las cúpulas de los templos del centro histórico poblano, ayude a la creación de una atmósfera terrorífica. La cita es el sábado a las 20 horas.
“Hemos querido expandir cada vez más el festival”, explica Damián al respecto, “en términos geográficos pero también en términos de atracción de diferentes tipos de públicos. La verdad la película es bien interesante, muy buena, muy bien hecha y trabaja muy bien el terror”.
En el caso de la selección del Festival Ternium de este año, ninguna película ha sido estrenada en Puebla todavía, ni dentro de la cartelera comercial ni en algún otro ciclo cinematográfico, ni se encuentran hasta ahora disponible en plataformas digitales, por lo que todas se pueden considerar estrenos.
Para mayores detalles sobre la selección y la programación del Festival Ternium, puedes ingresar a las redes sociales del Museo Amparo.