En “Química celeste”, Glenda León explora la elevación

La exposición “Química celeste”, de Glenda León (La Habana, 1976), que se presenta en el Museo Amparo (2 Sur 708, Centro) hasta el 5 de febrero de 2024, es una muestra de veinte años de producción de esta artista cubana en torno al concepto de la elevación y mediante diversos medios, como la instalación, la escultura, el video, el dibujo y la pintura.

La obra más temprana en la exposición, “Libido”, es un video de carácter erótico que muestra el aleteo de un colibrí libando de un pezón y en el que la elevación se produce a través de las sensaciones. 

Sin embargo, durante el recorrido por la exposición, que se ubica en las salas temporales del museo, el visitante puede observar obras producidas mediante diversos materiales: cabello, chicles, mariposas, plumas y otros materiales que van más allá de la pintura. Por ello, la exposición dialoga con el espectador y le cuestiona sobre las diferentes maneras en las que es posible producir arte.

Con el cabello y las formas que este material genera al caer, la artista reflexiona sobre la línea. Poseedora de una poética minimalista, Glenda León muestra su asombro de lo que el cabello, en tanto línea, expresa. Así, al inicio del recorrido se observa esta obra producida durante el confinamiento por la pandemia de covid-19.

Glenda León utiliza materiales poco convencionales. Foto: Cortesía Museo Amparo

Al caer, el cabello puede parecer un rayo o semejar la línea de una montaña, ideas con las que León juega en “Tormenta de ideas”. A lo largo de la exposición, el espectador puede observar un patrón de líneas, el contorno de una montaña o el vuelo de una abeja, trazos que tienen un ADN común.

La exposición está conformada por 26 piezas cuyo hilo conductor es el concepto de la elevación a partir de la exploración de diferentes cosmogonías en las que se presenta la creencia de que hay un mundo terrenal y otro mundo divino, elevado. La curadora Diana Cuéllar propone en la muestra el concepto de elevación en diferentes sentidos: una búsqueda espiritual, sensaciones o momentos que nos llevan a un plano divino —como un orgasmo—, la elevación más literal de los seres que tienen alas y, en el caso del ser humano, el cabello.

Diana Cuéllar explicó, durante una rueda de prensa en la que se presentó la muestra, que históricamente el vuelo y el ascenso han sido metáforas recurrentes en la simbolización de la espiritualidad humana, pues rompen con lo terrenal y van a un plano elevado, incluso espiritual. Todas estas reflexiones están presentes en la obra de Glenda.

La primera exposición individual de Glenda León

Si bien Glenda León ha expuesto su obra en diferentes partes del mundo, “Química celeste” es su primera exposición individual. Por la importancia de este hecho en su trayectoria, la artista realizó tres obras ex profeso para las salas del Museo Amparo: “Escuchando la lluvia (Puebla)”, “Cielo prohibido” y “Biocéntrico”.

La pieza fue creada ex profeso para el vestíbulo del Museo Amparo. Foto: Cortesía Museo Amparo

“Escuchando la lluvia (Puebla)”, ubicada en el vestíbulo del Museo Amparo, es una instalación donde se observa una figura de vidrio soplado suspendida que imita el movimiento de una gota al caer, lo que se acompaña del sonido de este mismo acontecimiento. El sonido, según indica el museo en un comunicado, se produjo gracias al desarrollo tecnológico y al estudio de los microsonidos: partículas sonoras cuya duración es inferior a una décima de segundo y que son factibles de ser aisladas.

Esta pieza es un homenaje al territorio lacustre del Valle de México y, con ella, Glenda pide al espectador frenar su andar y dejarse llevar por la contemplación.

“Cielo prohibido” es un mural que imita las constelaciones en el cielo al mismo tiempo que la representación química de las sustancias psicoactivas que contienen los hongos y las plantas sagradas mexicanas, como el peyote y el cannabis. Esta obra es clave, pues, a través estas plantas, puede llegarse a una elevación, es decir, a un estado de consciencia más allá del plano terrenal.

La pieza “Biocentro” se realizó con una rama encontrada en el cerro Zapotecas, ubicado en Cholula, y busca exponer la semejanza entre las huellas dactilares y la forma que se observa en el interior del tronco de un árbol. Con ella, la artista hace énfasis en las formas de la naturaleza y cómo estas se manifiestan con patrones lineales. En esta pieza, Glenda quita del centro al ser humano para enfocar la vida.

Algunas piezas exploran el concepto de la línea en la naturaleza. Foto: Helen Ávila

A través de las diferentes salas que ocupan la exposición “Química celeste”, el espectador puede observar materiales poco convencionales, como es el caso de la serie “Efecto mariposa”, para la cual la artista utilizó alas de este insecto. Con ella, la artista buscó representar cómo algo tan ligero puede llegar a formar un cosmos y cómo el simple aleteo de una mariposa puede provocar cambios en un sistema.

La observación de lo minúsculo, la reflexión de las formas y la propuesta de materiales develan la propuesta de Glenda León: observarnos más allá de lo antropocéntrico y se experimenta desde la naturaleza.

“No es necesario tener dinero para hacer arte”

En la rueda de prensa y en la conferencia previa a la inauguración de “Química celeste”, Glenda León comentó que no siguió la línea de la genealogía de artistas anteriores a ella en Cuba, que solían profundizar en temas políticos y reflexiones sobre la Revolución cubana. Por el contrario, ella decidió conscientemente no hacerlo, a pesar que una obra de dichas características podría moverse de forma más sencilla en el mundo del arte.

Cuando fue cuestionada sobre cómo vivió el ser una mujer artista en Cuba, Glenda confió que ella percibía un trato diferente hacia los hombres cubanos, pues ellos recibían más oportunidades. Tradicionalmente, de las mujeres de la isla, señaló, se esperaba que fueran bailarinas.

‘Química celeste’ es la primera exposición individual de la artista. Foto: Helen Ávila

“Además, en mi contexto como artista cubana”, ahondó la artista, “se esperaba cierta obra y se insinuaba que si tenías una relación con un curador, era más allá de lo profesional”.

Por otro lado, comentó que en Cuba dedicarse al arte no conlleva la concepción de la pobreza con la que suele relacionarse a los artistas en otras partes del mundo, pues señaló que de alguna manera todos tienen lo indispensable para vivir sin importar su ocupación. Ese contexto, ahondó, da más autenticidad y libertad al elegir la profesión.

Por último, la artista citó a la poeta y activista bell hooks: “el amor es profundamente político, nuestra revolución más profunda va a venir cuando entendamos esta verdad”.

Para conocer más sobre esta y otras exposiciones en el Museo Amparo, puedes seguir sus redes sociales.

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