Invocaron la historia de la danza española

Con el espectáculo dancístico Invocación, que conjunta más de cuarenta bailarines en escena y tres números coreográficos que recorren varios de los estilos tradicionales de la danza española, el Ballet Nacional de España se detuvo en Puebla este domingo como parte de su gira por México, en la que tendrán, además, cuatro próximas fechas en el Palacio de Bellas Artes.

Invocación es un espectáculo”, explica Rubén Olmo, director del Ballet Nacional de España, en entrevista con LUMBRERAS, “que se diseñó no como un ballet de argumento, sino para que el público pudiera disfrutar del amplio abanico de estilos que tenemos en la danza española”.

El espectáculo, explica Rubén Olmo, se integra de dos partes con varios números en cada una de ellas. En el primero de ellos, “Invocación bolera”, se recurre a la tradición estilística de la escuela bolera, un género de baile original del siglo XVIII andaluz. El segundo número, “Jauleña” creado por el propio Rubén Olmo, es un solo de primer bailarín donde se combinan las danzas contemporánea y estilizada con el flamenco; mientras que la tercera coreografía, de Antonio Najarro y titulada “Eterna Iberia”, reutiliza una partitura original de 1956 creada para Antonio Ruiz Soler, “El Bailarín”.

En la segunda parte de Invocación, que cuenta además con un ensamble de nueve músicos en directo, se realiza un homenaje en siete movimientos a Mario Maya, una de las máximas figuras del flamenco español y de cuya autoría el Ballet Nacional de España no contaba hasta ahora con un número en su repertorio.

“Ahí vemos los diferentes estilos de la danza española”, añade Rubén Olmo en entrevista. “Vamos a ver un recorrido del neoclasicismo, el barroquismo y la vanguarda del flamenco. En esa ocasión, la vanguardia la traemos de la mano de Patricia Guerrero, que es nuestra artista invitada”.

Patricia Guerrero, que ganó este año el Premio Nacional de Danza en España, participa en Invocación con una seguiriya —una variación tradicional del baile flamenco— inspirada en Mario Maya, a quien considera, junto a Olmo, uno de sus maestros.

“Ha sido un reencuentro absoluto con mi otro maestro, Rubén Olmo”, dice la artista escénica en entrevista con esta revista digital. “Otro de mis grandes maestros fue Mario Maya. Ya tuve la oportunidad de interpretar sus flamencos cuando era más jovencita, y ha sido un regalazo volver a ponerlos en las tablas, invocar a Mario y hacerlo en el Ballet Nacional”.

Invocación se estrenó a inicios de 2020 en el teatro Villamarta como parte de la programación del Festival de Jerez. La llegada de la pandemia de covid-19, sin embargo, obligó al Ballet Nacional de España a poner una breve pausa en su invocación flamenca y después a continuar una gira por teatros ocupados a solo treinta o cuarenta por ciento de su capacidad.

“En el encierro”, dice Patricia Guerrero, “había una necesidad loca de arte, de poder verlo en vivo, porque fue uno de nuestros lutos, no poder expresarnos, es nuestro trabajo, evidentemente, pero es también nuestra forma de expresión. Fue muy frustrante no poder hacerlo con un público en directo. Nos dimos cuenta de que realmente valoramos lo que era subirse a un escenario y que el público vibrara con nosotros. Al treinta por ciento también se disfruta, pero la sensación de un teatro lleno, de la gente ahí, con nosotros, ha sido increíble”.

“En la época de pandemia”, añade el director de la compañía, “nos hemos dado cuenta de que la cultura es importante. Hemos estado ahí, dando felicidad y alegrando las almas. Estamos en su casa, sin trabajar, sin tener economía, y la cultura estaba ahí. Incluso nosotros, desde nuestra casa, hemos bailado en los salones, en las cocinas, en las terrazas, y no solo la danza, la música, toda la cultura ha estado ahí. Eso no se debe de olvidar. Olvidamos muy pronto lo que la cultura ha hecho en esos momentos más duros, y creo que no debemos olvidarlo”.

Rubén Olmo y Patricia Guerrero. Foto: Josué Cantorán

Después de algunos meses en los que el Ballet Nacional de España tuvo que dar funciones y clases en línea, Invocación logró presentarse en varias ciudades españolas, en Rusia, y finalmente en México, a donde la compañía no había arribado en dieciocho años.

“Al recuperar la gira de México estamos muy felices”, dice Rubén Olmo. “Es muy emocionante porque hacía dieciocho años, desde 2004, que el Ballet Nacional no venía a México: fue de las primeras propuestas de gira que hice cuando entré como director”.

Invocación se presentó en Puebla este domingo 24 de julio y tendrá cuatro fechas, del 28 al 31 de julio, en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México.

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