La construcción de un enemigo imaginario

En esta reseña de El método Yakarta: la cruzada anticomunista y los asesinatos masivos que moldearon nuestro mundo (2022), del periodista Vincent Bevins, el escritor Alejandro Badillo analiza las relaciones que existen entre el proceso que se vivió en Indonesia durante la guerra fría y el discurso anticomunista de la derecha internacional actual, lo que permite advertir la relevancia de estudiar, de nuevo, una etapa histórica que sigue reflejándose en nuestro presente. Este libro, traducido por Enrique Maldonado y editado por Capitán Swing, puede adquirirse aquí.

Hay una idea estremecedora que recorre el libro El método Yakarta: la cruzada anticomunista y los asesinatos masivos que moldearon nuestro mundo, del periodista Vincent Bevins: aquellos países del ahora llamado sur global, que en apariencia permanecieron lejos de los grandes conflictos durante la guerra fría y los años posteriores, fueron escenario de una campaña que exterminó —silenciosa y efectivamente— cualquier oposición al capitalismo made in USA que surgió después de la segunda guerra mundial. La cultura popular ha puesto en el centro de la disputa entre Estados Unidos y la Unión Soviética a países como Vietnam y Afganistán, pero otras naciones también sufrieron asesinatos a una escala masiva y el control de su gobierno y economía por parte de la Casa Blanca y sus aliados.

Sería un ejercicio interesante preguntar a cualquier estadounidense promedio la ubicación de Indonesia en un mapa. Cuando Rusia invadió la península de Crimea en 2014, el diario The Washington Post hizo una encuesta entre sus lectores sobre el tema. El ejercicio incluía ubicar a Ucrania en un mapa: solo uno de cada seis logró hacerlo correctamente. En el caso de Indonesia, imagino que la cifra sería aún más baja. A pesar de esto, el archipiélago jugó un papel fundamental durante la guerra fría, e incluso sigue teniendo un peso importante en la actualidad: es el cuarto país más poblado en el mundo y sus recursos naturales, como el carbón, son vitales para la economía global.

Vincent Bevins, periodista que ha trabajado para Los Angeles Times, documenta en El método Yakarta la operación que Estados Unidos desarrolló desde los años 60 para controlar al gobierno y que el archipiélago no representara ni una amenaza para ellos ni, por supuesto, un ejemplo de autodeterminación e independencia que otros pudieran seguir. A menudo se cree que Vietnam fue el conflicto central durante la guerra fría, pero, en realidad, Indonesia, Brasil y algunos países africanos tuvieron más importancia en los planes diseñados para contrarrestar la influencia ideológica, más que material, del bloque soviético. Después de las dos guerras mundiales, el llamado tercer mundo buscó, a través de procesos descolonizadores muy largos y muchas veces traumáticos, su acomodo en un mundo dominado por las superpotencias. Bevins, en particular, narra el ascenso y la caída de Kusno Sosrodihardjo, mejor conocido como Sukarno, presidente de Indonesia desde 1945 hasta 1967. Orador habilidoso, el político intentó crear, con otros líderes de países recién independizados, un camino que pudiera garantizar su independencia en una época en la cual las potencias habían dejado el imperialismo territorial para volcarse a la dominación económica, la expansión de los mercados y la explotación de recursos naturales. El líder indonesio, contradictorio pero suficientemente lúcido para desconfiar de los norteamericanos, se volvió cada vez más problemático para occidente, al grado que se diseñaron varias estrategias para desprestigiarlo y echarlo del poder, evento que finalmente ocurrió.

El método Yakarta, documentado en todo el libro, fue una campaña propagandística y militar. Sus puntos más destacables fueron el fuerte vínculo entre los ejércitos estadounidense e indonesio; el asesinato —primero selectivo y luego masivo— de líderes y miembros del Partido Comunista de Indonesia; la demonización pública de los comunistas para justificar la purga que cobró la vida de entre 500 mil y un millón de personas, según los cálculos más conservadores. Además de los asesinatos, miles de indonesios huyeron de su país y perdieron después sus derechos, cuando Suharto, un militar, llegó al poder apoyado por Estados Unidos y siguió fielmente la línea dictada por Washington.

Hay dos elementos en el libro de Bevins que aportan mucho a la historia del siglo XX y sus repercusiones que llegan hasta nuestros años. El primero es la idea de que, durante la guerra fría, la Unión Soviética movía los hilos de países en Asia o Latinoamérica al grado de ser una amenaza significativa para el orden capitalista occidental. Bevins desmiente esta narrativa: a través de documentos recientemente desclasificados, entrevistas y la reconstrucción histórica, queda claro que la URSS decidió en muchas ocasiones retirarse de zonas en conflicto lejanas geográficamente de su área de influencia. Es cierto: había fuertes lazos diplomáticos y la propaganda llegaba al tercer mundo. Sin embargo, políticos como Sukarno también desconfiaban de las intenciones soviéticas. Además, los partidos comunistas de sus países buscaban aplicar, a su manera, solo algunos postulados del marxismo tradicional. Se buscaba una identidad a partir del rechazo a un nuevo colonialismo y, por esta razón, Indonesia nunca intentó seguir al pie de la letra la línea de Moscú.

El segundo elemento destacable de El método Yakarta es el uso del comunismo como una amenaza inventada para justificar el exterminio de enemigos políticos en todo el mundo, particularmente en Asia y América Latina. El término apareció en las paredes de varias ciudades brasileñas en los años de la dictadura. La lucha contra el comunismo fue la bandera con la cual miles de campesinos en Centroamérica fueron asesinados, y la principal tarea de las dictaduras militares en Argentina o Chile. Sin embargo, nunca hubo un riesgo inminente que desplazara el control que tenía Estados Unidos en estos países. La amenaza real era, por supuesto, que latinoamericanos y asiáticos cortaran la influencia de las empresas norteamericanas y que otras naciones siguieran su ejemplo.

¿Por qué es relevante la lectura de El método Yakarta en el siglo XXI? Cualquier persona medianamente informada habrá atestiguado el resurgimiento de la “amenaza comunista”. La derecha tradicional —moderada y radical—, así como la llamada alt-right, han montado, en los años recientes, una propaganda que pretende resucitar los fantasmas de hace décadas. Es un sinsentido, por supuesto, porque el capitalismo global ha dominado el planeta desde la caída de la URSS en 1989. A pesar de esta realidad irrebatible, se insiste en demonizar con el comunismo a políticos que promueven proyectos progresistas. Cualquier intento por contrarrestar los aspectos más depredadores del libre mercado y la acumulación capitalista es visto de nuevo como una suerte de “comunismo” que pone en riesgo un sistema que, por cierto, no ha dado resultados y que ha agravado la desigualdad en el mundo, sobre todo en el sur global. De esta manera, la vuelta del comunismo —en su versión ficticia— en el discurso conservador puede ser, una vez más, el justificante para la violencia, el exterminio final de los derechos laborales y demás obstáculos que aparecen en la agenda de movimientos radicales. La derecha del siglo XXI busca chivos expiatorios que vender a un electorado cada vez más desencantado de los políticos tradicionales.

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