A casi dos años de su cierre, en marzo de 2020, la comunidad del Teatro José Recek Saade realizó el llamado a una movilización para exigir su reapertura y su “nuevo rescate”, en la que habrá actividades de artes plásticas y escénicas, y que se llevará a cabo este sábado 12 de febrero a partir de las 16 horas en la explanada exterior del teatro (Privada de la 16 Norte y 12 Oriente, El Alto).
El del Recek, un largo y complejo conflicto
El conflicto que se ha suscitado alrededor de este teatro es complejo y data de hace más de cinco años. Para entenderlo, hay que conocer la historia misma del recinto.
El teatro José Recek Saade fue fundado en 1976 en conmemoración al poeta y dramaturgo que llevó el mismo nombre, pero al poco tiempo, hacia 1980, fue abandonado.
En 2003 ocurrió el primer rescate del teatro, ubicado en el barrio de El Alto bajo el puente Nochebuena, donde antiguamente corría el río de Xonaca, hoy entubado.
Después de dos años de ser administrado por la entonces Secretaría de Desarrollo Social municipal, en 2005, cuando se fundó el Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla, esta nueva dependencia asumió la operación del teatro.
Sin embargo, la incertidumbre jurídica envolvió siempre al Recek. Al estar ubicado en medio del flujo del antiguo río, el espacio que ocupa es propiedad federal, y le corresponde, curiosamente, a la Comisión Nacional del Agua (Conagua). Pese a esto, el teatro fue utilizado y oficialmente operado por el IMACP.
A lo largo de los años, el Recek creció y comenzó a reunir a un gran comunidad de vecinos que lo ocuparon como propio y donde organizaron todo tipo de actividades y talleres artísticos y culturales. En sus mejores tiempos, hace apenas pocos años, el Recek era sede de más de una decena de talleres diseñados específicamente para las necesidades de la comunidad del barrio y a los que acudían unos doscientos alumnos.
La ubicación espacial del teatro, no obstante, le atraía múltiples problemas: primero, la delincuencia, pues la zona donde se ubica es foco de asaltos y robos. Segundo: el mantenimiento, pues al estar en el cauce del arroyo, al menos una vez al año el Recek se inundaba casi por completo, lo que encarecía su mantenimiento.
Por momentos, algunos miembros de la comunidad Recek sentían que los directivos del IMACP veían al teatro como una carga, y en 2015 sus sospechas tuvieron mayor peso cuando se enteraron de que el Instituto Municipal de Planeación (Implan) había elaborado un proyecto para su reubicación.
Aunque entonces se convocó a asambleas y este proyecto finalmente no se concretó, la comunidad comenzó a alertarse: se temía que los procesos de gentrificación que entonces comenzaban a desplegarse en el centro histórico alcanzaran los barrios aledaños, y que el Recek terminara por convertirse en un sitio diseñado para el disfrute turístico, como ocurrió, por ejemplo, con el puente de Bubas.
El fuerte terremoto de septiembre de 2017 empeoró todo: el Recek tuvo daños estructurales graves, según lo determinaron informes de Protección Civil, que hasta la fecha no han sido solventados. Al no tener certeza jurídica sobre el inmueble, nadie quiso hacerse cargo de sus reparaciones. El IMACP no podía siquiera pagarlas. La colocación de un contramuros para sostener parte de la estructura no fue suficiente.
Ante el desamparo de las autoridades, la comunidad Recek hizo lo que estuvo en sus manos: en 2019 recibieron capacitaciones de primeros auxilios, y en 2020 formaron brigadas especializadas para la atención de siniestros.
Desde 2020, despidos y largas
En marzo de 2020, cuando la pandemia de covid-19 alcanzó a Puebla, el Recek cerró y, al parecer, las autoridades municipales aprovecharon la coyuntura para desarticular la organización comunitaria que se había construido alrededor del teatro: el personal que operaba el teatro fue despedido y los talleristas, que no estaban contratados por el municipio sino que trabajaban para él bajo la figura de proveedores, no fueron reinstalados.
Diversas notas periodísticas dan cuenta de este episodio. En enero de 2021, el IMACP, cuyo titular era entonces el escritor Gerardo Oviedo, anunció un día, de la nada, una nueva cartelera de talleres que no contemplaba a los talleristas tradicionales del recinto ni las necesidades específicas de los vecinos del barrio.
Según documentó la periodista Paula Carrizosa en el diario La Jornada de Oriente, a los talleristas se les prometió una contratación formal en diversas ocasiones, pero después, bajo los pretextos de la sana distancia que la pandemia le permitió, el IMACP les dio largas indefinidas.
Ya en la presente administración, con Fabián Valdivia al frente del IMACP, si bien hubo un acercamiento el pasado 3 de noviembre entre la dependencia municipal y la comunidad Recek, esta aún está a la espera de respuestas claras sobre lo que ocurrirá en el teatro.
Replantear el teatro, pide el IMACP
Aunque Fabián Valdivia reconoce la capacidad de organización de la comunidad Recek, admite que la situación del teatro es compleja y que no permite soluciones viables a corto plazo, por lo que pide replantear su misión y pertinencia.
“Si bien el impacto social a nadie nos queda duda que ha sido tremendamente positivo”, dijo el funcionario municipal el pasado jueves en una entrevista, “lo que sí hay que revisar, replantear y analizar es la pertinencia del espacio en temas de seguridad, no en temas culturales, porque eso me queda claro que ha sido un éxito”.
El funcionario reconoció que los daños causados por el terremoto de 2017 son tan graves que por el momento el uso del inmueble es inviable por motivos de seguridad.
Por si esto fuera poco, si bien existe un convenio entre Conagua y el municipio que permite al IMACP el uso del inmueble, en este documento no hay claridad, según el funcionario, sobre si el IMACP está o no facultado legalmente para intervenirlo. Por ello, este vacío debe solventarse primero.
“De acuerdo a los informes estructurales”, dijo, “hay un daño que pone en riesgo a la población que haga uso de este espacio. Eso sí hay que tomarlo en cuenta porque, inclusive en los informes de la intervención que hizo el ayuntamiento en 2017 y 2018, los daños estructurales no son sencillos, hay que decirlo, hay un tema de contrafuertes, hay un muro que es de un privado”.
Mientras tanto, la comunidad Recek se reunirá este sábado para exponer públicamente, de nuevo, la situación del teatro y exigir a las autoridades que, así como se hizo en 2003, vuelva a ser rescatado.